Astor Piazzolla
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla en 1979
Anibal Troilo y Astor Piazzolla en 1951
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla con Carlos Gardel
Astor Piazzolla en 1934, interpreta un pequeño papel de canillita en las escenas iniciales de El Día que me Quieras. Película Paramount protagonizada por Carlos Gardel.Con ellos en la foto Tito Lusiardo.
Astor Piazzolla tocando el bandoneon
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla dirigiendo la Orquesta de Francisco Florentino en Radio El Mundo, 1944.
De izquierda a derecha, parados: Florentino; Ernesto Gianni (violin); Pepe Díaz (bajo); Hugo Baralis (primer violin); Carlos Figari (piano); Juan Bibiloni (violin) y Osear Lucero (violin). Sentados: Ángel Genta (bandoneón); Roberto Di Filippo (bandoneón); Astor Piazzolla (primer bandoneón, arreglador y director musical); Fernando Tell(bandoneón) y Ángel Molo(cello).
Orquesta de Anibal Troilo en el año 1940.
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla en 1979
Anibal Troilo y Astor Piazzolla en 1951
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla con Carlos Gardel
Astor Piazzolla en 1934, interpreta un pequeño papel de canillita en las escenas iniciales de El Día que me Quieras. Película Paramount protagonizada por Carlos Gardel.Con ellos en la foto Tito Lusiardo.
Astor Piazzolla tocando el bandoneon
Astor Piazzolla
Astor Piazzolla dirigiendo la Orquesta de Francisco Florentino en Radio El Mundo, 1944.
De izquierda a derecha, parados: Florentino; Ernesto Gianni (violin); Pepe Díaz (bajo); Hugo Baralis (primer violin); Carlos Figari (piano); Juan Bibiloni (violin) y Osear Lucero (violin). Sentados: Ángel Genta (bandoneón); Roberto Di Filippo (bandoneón); Astor Piazzolla (primer bandoneón, arreglador y director musical); Fernando Tell(bandoneón) y Ángel Molo(cello).
Orquesta de Anibal Troilo en el año 1940.
De izquierda a derecha: de pie Hugo Baralis, Florentino, Julio Jorge Nelson (animador); David Díaz (primer violín); sentados: Piazzolla, Toto Rodríguez, Troilo, Marino y Marquitos Troilo. Sentado al piano, Orlando Goñi. No aparecen en la foto Nichele y Sapochnik (violines).
Anuncio periodístico de la actuación de Astor Piazzolla dirigiendo la orquesta estable de Radio Splendid, conias voces de Nilda Marino y Fontán Luna, 1952.Señalado con una cruz blanca, aparece Astor Piazzolla al terminar su tercer año secundario enMar del plata.
Astor Piazzolla de adolecente tocando el bandoneon
Astor Piazzolla con sus padres Vicente y Asunta, en Mar del Plata, 1936.
A su regreso de Norteamérica, Astor Piazzolla dirige su orquesta de cuerdas en Canal 9.A la derecha, Horacio Malvicino.
Astor Píazzolla y Horacio Ferrer, en el "Túnel deTango" de Michelángelo. Octubre de 1969
El Octeto Buenos Aires en 1956 (Canal 7). De iz-quierda a derecha: Stampone, Nicolini, Baralis, Fe-derico, Piazzolla, Bragato, Francini y Malvicino
PIAZZOLLA, Astor. (Nombre de familia: Astor Pantaleón Piazzolla Manetti). Músico. Bandoneon/sta. Pianista. Director. Compositor. Arreglador. 11 de marzo de 1921 – 4 de julio de 1992
1. Ubicación. Sin distinciónde épocas o de tendencias, es el músico más completo, el artista más discutido y en suma una de las personalidades más originales del tango, identificado hasta convertirse en el mayor creador de la música argentina con proyección americana y mundial. Por sensibilidad desde sus comienzos con la línea evolucionista junto a cuyos mejores hombres hizo su fogueo tanguístico, surgió en la primera línea de la Generación de 1940 para encabezar por último la siguiente, ya en la plenitud de sus facultades creadoras como la mayor figura de su tiempo.
Su obra en conjunto constituye un nuevo estilo musical rioplatense, de contenido revolucionario que enraizado espiritualmen fe a las esencias temperamentales y a las formas del tango evolucionista desarrolló otras—inspiradas en ellas o totalmente originales— sirviéndose con preferencia de los recursos de la música occidental moderna.
Este estilo así perfilado abarca tres campos de la música instrumental —composición, arreglo e interpretación— en recíproca y estrecha vinculación.
2. El compositor,
a) Obra corta. Procede de la tendencia que iniciada por Cobián, Bardi, Delfino, Arólas y Francisco y Julio De Caro se continúa luego en lo cantable con Demare, Mora, Pichuco, y en lo orquestal con Laurenz, Pugliese, Pascual y Gobbi. Su renovación en esa tesitura se insinuó con tres tangos melódicos—Se fue sin decirme adiós, Pigmalión y El cielo en las manos— y otros tres para orquesta: El desbande, Villeguita y Se armó, todos compuestos entre 1945 y 1950. Fueron éstos antesala de seis páginas instrumentales en (as que su novedad cobró definitiva trascendencia: Para lucirse (1950), Prepárense (1951), Contratiempo (1952), Triunfal (1953), y Contrabajeando y Lo que vendrá (1954). En las largas frases ligadas de raro dibujo, en sus vigorosos e inesperados temas rítmicos tanto como en el tratamiento que dio a las mismas, debe ubicarse el verdadero punto de partida de su estilo. Sin embargo en estos tangos como en -otros que los seguirían, se avino a los cánones de estructura tradicionales (dos partes de dieciséis compases cada una); en ocasiones con una primera rítmica y una segunda melódica en constante juego de contrastes como en los citados y en Marrón y azul; Revirado; Nortino; Adiós, Nonino; Melancólico Buenos Aires; Tango del ángel; Bando; Verano porteño; A Osear Peterson; Sens Unique; Quinto año nacional; Contrastes; Decarísímo; Bandoneón, guitarra y bajo; Al compás de los tamangos; Picasso; S.V.P.; Calambre; Nuevo mundo; Chau, París; Otoño Porteño; Kicho; Primavera porteña. En otras ocasiones optó por dos partes de curso melódico con reminiscencias de tango romanza—Río Sena—, con forma de tango para cantar —La misma
pena, Fugitiva, La última grela, El Gordo triste, Balada para mi muerte, La bicicleta blanca, Balada para un loco, Vamos Nina, Preludio para el año 3001, todos de línea renovadora. Por el contrario Tanguísimo, Fracanapa, El boletín, Buenos Aires hora cero, Los poseídos, son composiciones de corte acanyengado y esencia bien milonga, en los cuales empleó un breve diseño de ritmo en amplio desarrollo, evidenciando la gravitación que en ciertas facetas de su obra ha ejercido Osvaldo Pugliese.
b) Obra larga. Desde 1943, con Suite para cuerdas y arpa intentó paralelamente a su labor en el tango muchas composiciones plasmadas conforme a normas estructurales europeas (obertura, sonata, suite, rapsodia), en las que fue introduciendo paulatinamente elementos rítmicos, melódicos y armónicos de tango a partir de Rapsodia porteña (1948). Esta segunda línea suya culminó con Buenos Aires (tres movimientos sinfónicos, 1951), Tango dramático (para trece instrumentos, 1953) y Sinfonietta (para orquesta de cámara, 1953). Sin embargo un consejo de Nadia Boulanger su maestra de composición en París le indujo a invertir ese modo de invención, esto es: en vez de incorporar tango a las formas de mayor aliento para que éstas fueran interpretadas por conjuntos sinfónicos o por ejecutantes de concierto, poner su capacitación técnica y su imaginación para éstas al servicio de lo popular. Desde entonces compuso para alternarlas en repertorio de intérprete con las piezas breves o de canon tradicional, varias obras largas o de mayor elaboración, Tres minutos con la realidad (para orquesta de cuerdas, celesta y bandoneón solista), Tango ballet (para octeto, 1956), Hombre de la esquina rosada (para doce instrumentos, recitante y solista de canto, 1960), Tango para una ciudad (1961) Serie del ángel (1962), Serie del diablo (1965), Retrato de Alfredo Gobbi (1966), La mufa (1966) —todas para quinteto— Oda íntima a Buenos Aires (para gran orquesta, recitante y solista de canto, 1965), Concierto para Quinteto (1970), Tangata (1969). Extendió también esos conceptos al tratamiento de los elementos de la milonga en tres obras, especialmente Milonga del Ángel (1964), Romance del Diablo (1965), las dos instrumentales y para quinteto, A Don Nicanor Paredes (para gran orquesta y canto), Te quiero, che, Preludio para la Cruz del Sur, Milonga en Ay menor, Los Paraguas de Buenos Aires (1968-1973). En 1963 compuso Serie de tangos para orquesta, única entre sus obras en la cual siguiendo su línea habitual de concepción prescindió de sí mismo como intérprete y contemplando la ejecución de la misma en otros medios musicales, reprodujo la naturaleza tímbrica del bandoneón mediante un adecuado tratamiento de las cañas. En 1968 compuso la operita María de Buenos Aires, para recitante, cantantes femenino y masculino y once instrumentos. Estrenada en mayo de 1968 en el Teatro Planeta de Buenos Aires, desarrollada conforme a una estructura de cantata en dos actos de ocho cuadros cada uno, esta obra de su madurez involucra un verdadero alarde de síntesis operado sobre su propio estilo. Encadenamiento de poemas, cantables y música instrumental, María de Buenos Aires le dio ocasión de recoger y de recrear en una sola composición extensa y orgánica las más diversas formas populares del área musical y poética rioplatense.
3. El arreglador y el director. Tanto en la invención del arreglo como en la dirección de la orquesta, su estilo se gestó y fue siempre sensible a la influencia de cinco figuras capitales surgidas de la escuela de De Caro: de Alfredo Gobbi, Orlando Goñi y Osvaldo Pugliese recibió muchos elementos de ritmo, de acentuación —muy especialmente— de acompañamiento, de percusión, y sobremanera la gran tensión emocional del tango milonguero. Ciertos principios de sonoridad, de fraseo y de matizado los heredó de su afinidad con Elvino Vardaro y con Aníbal Troilo, junto a quien se desempeñó como ejecutante y como arreglador y cuya directa gravitación evidenció en su primera orquesta propia. En ésta por encima de ciertos encantadores abusos de escritura, destelló inconfundible ya una originalidad que quedó testimoniada en realizaciones como Taconeando, Orgullo criollo, Chiclana, Villeguita y Se armó (discos Odeón, 1946- 1949) y Triste (disco T.K., 1951). Fue sin embargo la rápida evolución de sus composiciones —tan íntimamente asociadas al arreglo, en el caso suyo— la que lo puso en la necesidad de romper con el canon tradicional de la orquesta típica. Conservando de ésta el cimiento tímbrico (bandoneón, piano, cuerda) buscó otros horizontes instrumentales, a saber: orquesta de cuerdas con bandoneón solista y gran orquesta, entre las combinaciones numerosas; entre las reducidas: octeto y quinteto. Procurando colores y sonoridades nuevas añadió conforme a sus necesidades de expresión, arpa, flauta, picólo, instrumentinos, vibráfono, campanelfi, celesta y otros instrumentos de percusión, y luego de 1973, sintetizador otros instrumentos electrónicos; coros vocales —solamente en algunas ocasiones— y en todas, guitarra americana. En la escritura para dichas formaciones fue incorporando desde 1955 paulatinamente ciertos recursos del jazz— "cool" y "progresivo" por vía de Evans, Mulligan, Tristano y Schearing —y de la música europea: Stravinsky, Bach—(escritura canónica, armonía moderna, polirritmia, politonalismo, empleo de compases irregulares, de temas fugados), con un instinto de síntesis creadora que fue dando frutos originales al compás de su propio avance hacia la madurez espiritual. Su concepción del arreglo se fue liberando de las normas convencionales del tango clásico, para entrelazar la exposición de los temas naturales con una sucesiva reaparición variada de los mismos, en la que cobró fundamental importancia la nueva dimensión que concedió a los solos en un constante diálogo con la idea central de la obra. Sobre la base de estos conceptos de elaboración musical interpretó con alta calidad el repertorio de otros compositores: Negracha y Recuerdo, de Pugliese; La revancha, de Laurenz; En las sombras, de Mora; Pampero, de Fresedo; Loca bohemia, de Francisco De Caro (con orquesta de cuerdas); Arrabal, de José Pascual; Tierra querida, de Julio De Caro; Tema otoñal, de Enrique Francini (con el Octeto Buenos Aires); Ciudad triste, de Osvaldo Tarantino, y Sideral, de Emilio Balcarce (con su Nuevo Octeto); Los mareados, de Juan Carlos Cobián; Redención, de Al-fredo Gobbi; El arranque, de Julio De Caro; Chiqué, de Ricardo Brignolo (con su quinteto Nuevo Tango); aunque en otros casos como ocurre con todo estilo interpretativo muy ensimismado, lo que los temas originales inspiraron a su inventiva desbordaron, transfiguraron, "apiazzollaron" y llegaron a desvirtuar ese motivo ajeno. La plenitud de su personalidad de intérprete afloró nítida ypura en la interpretación de su propia composición con puntos culminantes en Lo que vendrá; Chau, París; Melancólico Buenos Aires; Marrón y azul; Tres minutos con la realidad; Nonino; Río Sena y Tango del ángel, entre las versiones de la orquesta de cuerdas. Tango ballet, con el Octeto Buenos Aires; Triunfal, Adiós, Nonino, Decarísimo, Tango para una ciudad, Éxtasis, Tanguísimo, Buenos Aires hora cero, Bandoneón, guitarra y bajo, Fracanapa, Lunfardo, Verano porteño, Otoño porteño, Primavera porteña, Resurrección del ángel, Milonga del ángel, Retrato de Alfredo Gobbi, Serie del diablo y La mufa, con su quinteto. Vardarito, Onda 9, Oda para un hippie, Tristezas de un doble A, con el Conjunto 9; Años de soledad (en sus actuaciones con Mulligan; Líbertango y 500 motivaciones.
4. El director y el ejecutante. La proyección de su estilo a la dirección orquestal arranca de su personalidad de compositor, de arreglador y de intérprete y surge, esencializada —en último examen— en su inconfundible manera de dividir rítmicamente y de acentuar la frase musical Excepción hecha de algunas tareas de dirección en las que su propensión a los tiempos de ejecución demasiado rápidos o excesivamente lentos perjudicó el valor integral de la misma, ha revelado en lo temperamental el aplomo y las actitudes de "caudillo" que exige su cometido; tanto en el concepto más romántico de las agrupaciones de cuerdas como en la naturaleza más canyengue del octeto, particularmente en la síntesis de toda una gama emocional de tango que involucra su quinteto y su Conjunto 9. Esencialmente vinculado a esa faceta perfiló su modalidad de ejecutante del bandoneón. Definida ésta al comienzo en todo cuanto representa como vértice espiritual capaz de arrastrar y de contagiar una manera de sentir a toda la orquesta, así como en la forma de decir y de cantar el tema, su bandoneón fue al comienzo hijo del de Troilo. De la combinación de ese origen con sus nuevas ideas melódicas, armónicas y rítmicas, fue plasmando una también independiente personalidad bandoneonística de inconfundibles latitudes de dominio, de sonido y de fraseo, y un profundo sentido dramático de la interpretación, como lo ilustran sus largos solos ligados de profundidad conmovedora en Adiós Nonino, La mufa, Romance del diablo, o sus solos de diversa y rica inspiración en Lunfardo, Decarísimo, Berretín, Ciudad triste, Melancólico Buenos Aires, Verano porteño, Zurdo, Tristezas de un doble A, María de Buenos Aires, Panta y Georgie, que lo colocan lejos a la cabeza de los ejecutantes de su tiempo. Como intérprete de bandoneón solo, ha compartido con un selectísimo grupo de ejecutantes encabezado por Armando Blasco y Leopoldo Federico la primera línea de esta compleja y exclusiva forma de expresión del tango, dentro de un modo dominalmente melódico —que es el que mejor se aviene a la misma—. Mi refugio, Margarita Gauthier, La casita de mis viejos, En las sombras, Divina y Flores negras se cuentan entre sus creaciones más representativas de este aspecto (Disco Victor, 1970).
5. Influencia. En todas las facetas que han concurrido a definir su estilo, ejerció una vastísima influencia que alcanzó a muchos hombres de su propia hornada y de manera particularmente dominante a los de las generaciones de 1940 y 1955. Entre ellos: Atilio Stampone, Leopoldo Federico, Osvaldo Manzi, Eduardo Rovira, Alberto Caracciolo, Osvaldo Tarantino, Julián Plaza, Roberto Pansera, Osvaldo Requena, Ornar Luppi, Oldimar Cáceres, Osvaldo Montes, Manuel Guardia, Diño Saluzzi, Ariel Martínez, Horacio Valente, Raúl Garello, Juan Carlos Cirigliano, Federico García Vigil, Rodolfo Mederos y Osvaldo Piro. 6. Biografía. Nació el martes 11 de marzo de
1921 en Mar del Plata, hijo de Vicente Piazzolla y de Asunta Manetti quienes en 1924 se radicaron en Nueva York llevándolo con ellos. En 1929 su padre —que fue acordeonista de afición y sentía verdadero gusto por la música y por el tango— le compró un bandoneón que aprendió con la ayuda de un italiano y de Andrés D'Aquila. En 1930 volvió con su familia a Mar del Plata donde el bandoneonista Libero Pauloni le perfeccionó en el instrumento. En octubre del mismo año regresaron a Estados Unidos; continuó entonces su formación ahora bajo el cuidado de Terig Tucci y de Bela Wilda, un húngaro que había sido discípulo de Rachmaninof. En aquella época —corría 1932 —debutó en público tocando en un festival que se realizó en el New School Auditorium de la calle 12; compuso su primer tango que tituló Paso a paso hacia la 42, y que su padre rebautizó La catinga; comenzó a admirar a Julio De Caro a través de los discos y se relacionó con Carlos Gardel a quien secundó como músico
y como circunstancial actor en la película El Día que me Quieras. Sus primeras actuaciones en orquesta tuvieron lugar en 1936, ya de regreso definitivamente a Mar del Plata, integrando el Quinteto Azul y otros conjuntos locales y dirigiendo su propio grupo de músicos para emular el estilo del sexteto de Elvino Vardaro, cuyas ejecuciones seguía por radio. Al llegar 1938 con la ayuda de su padre, se radicó en Buenos Aires donde se desempeñó como ejecutante en las orquestas de Miguel Caló, Francisco Lauro y Gabriel Clausi, ingresando, por último a la de Aníbal Troilo.
Cumplió en ésta además tareas de arreglador, mientras cursaba estudios de diversas disciplinas musicales con Alberto Ginastera, y de piano con Spivak. En 1944 se desvinculó de Pichuco, encabezando y arreglando la orquesta de acompañamiento del cantor Francisco Fiorentino, grabando desde Corrientes y Esmeralda sus versiones para la casa Odeón, empresa a la que siguió contratado desde 1945 hasta 1949 cuando se erigió por vez primera en director independiente; registró en ese lapso dieciséis discos, el primero de los cuales se compuso de El recodo y Sólo se quiere una vez. Aldo Campoamor, Héctor Insúa y Fontán Luna fueron sus principales vocalistas y Hugo Baralis (violín). Atilio Stampone y Carlos Figari, sucesivamente (piano); Pepe Díaz y Valentín Andreotta (bajo) sus primeros atriles. Con dicho conjunto actuó en la película El Hombre del Sábado (1947) y a partir de Con los Mismos Colores (1949), Bólidos de Acero y El Cielo en las Manos se vinculó al cine como músico, actividad en la que fue luego repetidamente premiado. Ya entonces disuelta su orquesta típica se consagró a instrumentar para otros directores —Basso, Caló, Francini-Pontier, muy especialmente Troilo— y para la editorial Korn que difundió como aquéllos los nuevos conceptos orquestales que proponía su primera serie de tangos avanzados Para lucirse, Prepárense, etc. Durante este período 1950 a 1955 no actuó virtualmente como director excepción hecha de cuatro fases grabadas en 1951 para T.K., y de un ciclo en que condujo a la agrupación estable de Radio Splendid con Nilda Marina Marino y Fontán Luna en vocales. Distinguido por el Circulo de la Crítica de Buenos Aires y con el Premio Fabián Sevitzky por sus obras sinfónicas y de cámara, viajó en 1954 Francia merced a una beca que le concedió el Conservatorio de París pero de la cual no hizo uso, cursando en cambio estudios de composición con Nadia Boulanger, maestra cuya influencia resultó decisiva para su orientación posterior. Formó en París exclusivamente para grabaciones, una orquesta de cuerdas integrada por elementos franceses; Lalo Schiffrin primero y luego Martial Solal al piano, y su bandoneón solista. Registró dieciséis interpretaciones para los sellos Vogue, Festival y Barclay en la mayor parte sobre composiciones propias. Con una formación idéntica actuó desde su regreso en 1955 y hasta 1958, en Buenos Aires, en radio (recitales y discos T.K., Odeón y Music-Hall), y en Montevideo en radio y discos Antar Telefunken. Cumplió toda esta labor con su orquesta de cuerdas (en la que le acompañaron como solistas Hugo Baralis, Elvino Vardaro, Jaime Gosis, Hamlet Greco, Juan A. Vasallo, José Bragato y Jorge Sobral) con su intervención protagónica en el Octeto Buenos Aires, conjunto que gestó, integró y arregló inspirado en las
agrupaciones de solistas de jazz moderno escuchadas en París, con el cual grabó para las empresas fonográficas Allegro y Disc-Jockey, ofreciendo recitales en la Facultad de Derecho de Buenos Aires y en la Sala Verdi de Montevideo. Desde 1958 hasta 1960 vivió en Nueva York donde trabajó como arreglador de diversos géneros, dirigió su orquesta en el Waldorf Astoria y en los discos Roulette, grabando además con quinteto para Ti-Co composiciones propias y temas clásicos de jazz, bajo la denominación genérica de Jazz-Tango (J.T.), por exigencias comerciales del medio. En 1960 cuando su regreso de Estados Unidos, reconstituyó la agrupación numerosa de cuerdas para establecerse más tarde con su quinteto Nuevo Tango (bandoneón, piano, violín, guitarra americana, bajo) y solistas: Elvino Vardaro, Antonio Agri, Horacio Malvicino, Osear López Ruiz, "Kicho" Díaz, Jaime Gosis y los vocalistas Nelly Vázquez y Héctor de Rosas. Tocó en radio, televisión y en conciertos en los teatros San Martín y El Altillo de Buenos Aires, Solís y Sodre de Montevideo y en los clubes noc- turnos 676, La Noche, Gotán y Berretín. En 1964 para Philips grabó con diversas formaciones (orquesta típica, orquesta de cuerdas, octeto y quinteto) una retrospectiva de su obra de intérprete y de compositor, denominada "20 Años de Vanguardia con sus Conjuntos", a la vez que debutaba en La Noche de la calle Tucumán con una nueva agrupación de ocho ejecutantes: Jaime Gosis (piano), Antonio Agri (violín), Osear López Ruiz (guitarra), Jorge Bragato (cello), "Kicho" Díaz (bajo), Leo Jacobson (percusin), Jorge Barone (flauta) y él (bandoneón), con Héctor de Rosas en vocales. Con este nuevo octeto registró para CBS otro larga duración en el que fueron invitadas las voces de Alfredo Alcón, para decir un poema de su hija Diana Piazzolla con música suya, Réquiem para un Malandra, y el novelista Ernesto Sábato que dijo: Introducción a Héroes y Tumbas, fragmento de una obra musicalizada que no fue concluida. Sobre textos y poemas de Jorge Luis Borges, con Edmundo Rivero(canto) y Luis Medina Castro (recitante) abordó otra producción fonográfica para Philips: El Tango, que llevó en una faz una versión musicalizada del relato Hombre de la Esquina Rosada y en la otra, el poema El Tango y Oda Intima a Buenos Aires, Jacinto Chiclana, Don Nicanor Paredes y otras canciones. El 25 de mayo de 1965 volvió por cuarta vez a América del Norte, para ofrecer un concierto en el Philarmonic Hall, del Lincoln Center de Nueva York época en la que compuso Serie del Angel y Serie del Diablo, grabadas con su quinteto. Desde 1966 —siempre para Phonogram— comenzó La Historia del Tango, visión cronológica y orgánica, con arreglos e interpretaciones de su orquesta de cuerdas con bandoneón solista, de cincuenta años de composiciones tanguistas —programada originalmente en cuatro volúmenes: La Guardia Vieja, La Época Romántica, El Cuarenta y Los Contemporáneos, de los cuales solamente salieron los dos primeros a la venta, apareciendo algunos temas del tercero en discos combinados con otros intérpretes. En 1967 comenzó su colaboración con Horacio Ferrer en las obras con letra: la primera fue la operita María de Buenos Aires estrenada el 8 de mayo del siguiente año en la Sala Planeta, con Amelita Baltar, Héctor de Rosas y los autores como solistas y una agrupación de once músicos. Con esa misma formación llegó al disco Trova en 1968, temporada a la que pertenecen —también— Chiquilín de Bachín (vals), los tangos La última greia, Juaníto Laguna ayuda a su madre y Milonga en Ay Menor. En 1969 fue editado el libro de ensayo sobre su vida y su obra Con Piazzolla (editorial Galerna) de Alberto Speratti, mientras —en ese mismo año— dio a conocer Tangata (Silfo y Ondina), Otoño Porteño, Coral (para la obra Pedro Amor, de Alicia Ghiragossian), y Michelángelo (reunidas en L.P. Trova); escribió su composición sinfónica Tangazo y la música para la película del pintor Carlos Páez Vilaró Pulsaciones que registró en Trova con el siguiente conjunto: Dante Amicarelli (piano); Antonio Agri y Hugo Baralis (violines); Simón Zlotnik (viola); José Bragato (cello); "Kicho" Díaz(bajo); Cacho Tirao (guitarra eléctrica); José Corríale (percusión); Arturo Schneider como solista de saxo y flauta, y él en bandoneón. Desde la inauguración de Michelángelo en mayo de 1969 actuó en dicho local de San Telmo con su quinteto, Amelita Baltar y Héctor de Rosas, escenario donde dio a conocer la nueva serie de tangos cantados escritos por Horacio Ferrer: Bajada para mi muerte, Balada para él y Balada para un loco, tema éste que perdió la final del Primer Festival Iberoamericano de la Canción y de la Danza, realizado en el Luna Park y organizado por la Municipalidad de Buenos Aires. En el verano de 1970 actuó en Mar del Plata, compartiendo el cartel de Re-Fa-Si de la Avenida Luro con Aníbal Troilo, reencuentro del que surgieron las grabaciones a dos bandoneones con Pichuco realizadas ese mismo año para RCA Victor: El motivo y Volver. Para esta casa grabadora hizo en esa temporada la versión en vivo de sus recitales en el Teatro Regina que iniciados a fines del año anterior continuaron con el estreno de los temas instrumentales Primavera porteña e Invierno Porteño (que completaron la serie Las Estaciones) y de otra serie de cantables: Preludio para el año 3001, Preludio para la Cruz del Sur y Preludio para un canillita, compuestos con Horacio Ferrer, con quien—también para RCA— grabó un larga duración de recitados y bandoneón solo con las obras de ambos. Paralelamente grabó Concierto para Quinteto, seis solos de bandoneón sobre tangos de Mora, Cobián y Francisco De Caro, y Recuerdos de bohemia, arreglado para cuatro bandoneones y grabado con la colaboración de Leopoldo Federico, Antonio Ríos y Rodolfo Mederos (disco Victor); escribió la música para la película Con Alma y Vida de David Kohon, por la que recibió el Primer Premio
discernido por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y otra serie de canciones con Horacio Ferrer: La bicicleta blanca, Te quiero, che y Canción de las Venusinas que juntamente con Fábula para Gardel, compusieron parte del repertorio del segundo volumen. Amelita Baltar interpreta a Piazzolla y Ferrer, grabando para CBS. Durante 1976 con Antonio Agri, Cacho Tirao, "Kicho" Díaz y Osvaldo Manzi como solistas instrumentales, con Amelita Baltar (canto) y Horacio Ferrer (recitados) realizó conciertos en Rosario, Santa Fe y Montevideo, y en el verano de 1971 en Michelángelo de Mar del Plata, viajando ese año con los dos últimos a Europa, desde marzo a agosto con presentaciones en la RAÍ de Italia, escribiendo con Horacio Ferrer y por encargo de la TV de Alemania el oratorio popular El Pueblo Joven, y a su regreso los tangos Vamos Nina, El gordo triste y la milonga Los Paraguas de Buenos Aires. Formó entonces su nueva agrupación, el Conjunto 9 con Osvaldo Manzi (piano); Antonio Agr¡ y Hugo Baralis (violines); Néstor Paniz (viola); José Bragato(cello); Osear López Ruiz (guitarra eléctrica); "Kicho" Díaz (bajo); José Corríale (per-cusión) y él en bandoneón debutando en el Metro el 10 de noviembre de 1971, para ofrecer luego un ciclo de conciertos en el Teatro Regina durante los cuales estrenó su nuevo repertorio: Vardarito, Tristezas de un Doble A, Zum, En 3x4, Oda para un hippie, Homenaje al 40, Onda 9, Zurdo, la Serie 9 (Preludio-Divertimento y Fuga) y Homenaje a Córdoba, grabados en dos volúmenes L.P. para RCA Victor en 1971 y 1972 bajo la denominación Música Popular Contemporánea de la Ciudad de Buenos Aires. Con este título, con Osvaldo Tarantino en lugar de Osvaldo Manzi en el piano y Horacio Ferrer, recorrió durante 1972 catorce provincias argentinas contratados por la Municipalidad de Buenos Aires; en enero viajó a Alemania para actuar en televisión, en abril a Italia nuevamente contratado por la RAÍ (en el programa Teatro 10, con Mina, Errol Gardner y Mireille Mathieu) y por el Instituto ítalo Latinoamericano de Cultura de Roma. Durante la misma temporada participó de dos festivales: Onda Nueva de Caracas, y VI FIC de Río de Janeiro, con dos temas compuestos con Horacio Ferrer e interpretados por su conjunto y Amelita Baltar: La primera palabra y Las Ciudades (2º premio y finalista, respectivamente) y con su agrupación participó en la filmación de Argentinísima, película de Héctor Olivera y Fernando Ayata. En agosto su nombre estuvo dos veces vinculado al Teatro Colón: por el estreno de su Tangazo (Ensamble Musical Buenos Aires, director Pedro Ignacio Calderón y por la actuación de su Conjunto 9 en el concierto de tangos organizado por SADAIC). En 1973 rehizo su quinteto, con Agri, Malvicino, "Kicho" Díaz y Tarantino, y dio cinco recitales en el Teatro Corrientes, de Buenos Aires, y diecisiete en Brasil (Porto Alegre y San Pablo) con Amelita Baltar; en julio compartió el escenario del Odeón con la orquesta de Osvaldo Pugliese. Viajó nuevamente a Alemania y a Italia, donde la actriz Edmonda Aldini registró en disco ocho de sus temas con Horacio Ferrer, y en donde —en marzo de 1974— se radicó contratado por el empresario y editor Aldo Pagani. Su primera producción en Europa fue Libertango (Líbertango, Meditango, Undertango, Violentango, Novitango, Amelitango y Trastango, más Adiós Nonino, disco Carosello, Milán) gra-bado con su bandoneón, órgano, flautas, guitarras, bajo eléctrico, percusión y cuerdas. Desde julio hasta setiembre, hizo una gira por Brasil dando conciertos en la Universidad de San Pablo y en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, con Amelita Baltar y con los solistas Manzi, Agri, Malvicino y "Kicho" Díaz, con los que volvió a presentarse en el programa Le Grand Echiquier. Dichos solistas argentinos lo acompañaron, también el 21 de octubre del 74, en el recital que ofreció en el Olimpia del Boulevard de la Madelaine, al presentarse por primera vez con la estrella del jazz contemporáneo Gerry Mulligan, con el que grabó para Carrosello el volumen L.P. Summit (En la Cumbre) este nuevo repertorio de composiciones: Años de soledad, Cierra tus ojos y sueña, Deus Xangó, etc. Volvió a grabar en Barcelona con su orquesta y Amelita Baltar para el sello Ariola seis de sus canciones con Horacio Ferrer, más sobre el poema de Pablo Neruda y Violetas Populares con versos de Mario Trejo. El 20 de diciembre se presentó nuevamente en Buenos Aires en el programa Siempre Piazzolla, difundido por Canal 13, y conciertos del Teatro Coliseo con Amelita Baltar y Amicarelli (piano); Cirigliano (órgano); Padín (percusión); Bisio (marimba); Roitner (batería); Schneider (flauta); Malvicino (guitarra eléctrica) y Cevasco (bajo). En febrero de 1975 actuó como invitado en el Festival de la Música, realizado en Cannes, y en abril con Mulligan en Madrid, recibiendo el Sagitario de Oro que la Municipalidad de Roma concede a personalidades muy distinguidas. Compuso entonces la música para la película Lumiére (dirección: Jeanne Mo-reau) y al enterarse de la muerte de Aníbal Troilo, su Suite Troileana (Bandoneón-Zita-Whisky-Escolazo), ambas series de temas reeditados en Argentina por Trova. Fue contratado para la musicalización de otros tres films: Cuando una Ciudad se Despierta (dirección: Pierre Grasset), Llueve Sobre Santiago (dirección: Elvio Soto) y Viaje de Bodas (dirección: Nadine Trintignant). Regresa a Buenos Aires, y con la incorporación de José Ángel Trelles (canto) y de su hijo menor Da-niel Piazzolla (sintetizador) emprendió una nueva gira con conciertos en Montevideo, Asunción, Brasil, Buenos Aires (el 25 de octubre, otra vez en el Coliseo), Caracas, Puerto Rico y Estados Unidos de Norteamérica. El 7 de noviembre de 1975 inauguró La Ciudad de la calle Talcahuano, donde—el 28 de ese mes— Zita de Troilo le hizo entrega de uno de los cuatro bandoneones que fueran de Pichuco. Tocó allí secundado por Agri (violín); Malvicino (guitarra eléctrica); Cirigliano (piano y piano Fender); Cevasco (bajo eléctrico); Giacove (órgano); Roitner (batería); Daniel Piazzolla (sintetizador y percusión) y José Ángel Trellez(canto). Con éste registró para Trova el. L.P. Balada para un loco, que incluyó nuevas versiones de sus temas con Horacio Ferrer; Los pájaros perdidos (versos de Mario Trejo) con el poeta brasileño Geraldo Carneiro. Durante el verano 1976 presentó su música en La Botonera de Mar del Plata,
reapareciendo en La Ciudad de Buenos Aires el 12 de marzo de ese año, viajando luego a Nueva York para ofrecer otro consagratorio recital en el Carnegie Hall el 24 de mayo. El 26 de setiembre tocó como solista de bandoneón en Venecia acompañado por la orquesta de la RAÍ, y en noviembre en el Teatro Cecilia Meirelles de Río de Janeiro con la inclusión de Claudia Versiani en cantables. Tornó a presentarse en París (1976), en un recital realizado en el Teatro L'Empire con los músicos norteamericanos Mort Schumann y Patty Smith, para volver a Buenos Aires y tocar en el Gran Rex la noche del 16 de diciembre cuando estrenó para nuestro público 500 motivaciones y Panta y Georgíe. En abril de 1977 actuó en la estación Auber del Metro de París y en el Olimpia con George Moustaki con quien grabó discos, así como con Marie Paul Belle y Claude Nougaro componiendo la música para la película Armagedon ("Asesina Calibre 45"), dirigido por Jessua. Se acompañó, ahora, de una nueva formación de ejecutantes argentinos jóvenes: su hijo Daniel (sintetizador); Caló (órgano); Ferreyra (flauta); Sanz (bajo); Cerávolo (batería); Gubitsch (guitarra) y Beytelman (piano). Además de las obras ya citadas, compuso en diversos momentos de su carrera los tangos Noches largas, Tzigane Tango, Plus Ultra, Kris-Talin, El goy, El flaco Aroldi, Presantania, Nuestro tiempo, Divagación, C'est L'amour, Boricoa, Mar del Plata 70, Imágenes 676, Canto dé Octubre, Ca- liente, Contemporáneo, Lunfardo, Todo Buenos Aires -instrumentales-, y los cantables Todo fue (con versos de Diana Piazzolla), El mundo de los dos (con Albino Gómez), Rosa Río (con Juan C. Lamadrid), Me ne frega (con Hornero Expósito), Alguien le dice al Tango (con Jorge Luis Borges). Setenta balcones y ninguna flor (sobre el poema de Fernández Moreno); las milongas Fin de Curso (instrumental) y Yo Soy El Negro (con Carlos Gorostiza); los valses orquestales Dedé y Valcísimo.Fuente Horacio Ferrer