Lucio Demare con su orquesta en Embassy
Lucio Demare cuando coodirigia la Orquesta Demare-Vardaro
Lucio Demare en su Tangueria Malena, atras Ines Galleta Miguens
Lucio Demare, Irusta y Fugazot en Cartel Teator Colesun, Barcelona-1933
Lucio Demare en 1936
Agustin Irusta, Roberto Fugazot y Lucio Demare en 1935
Lucio Demare. Músico. Pianista. Director. Compositor. Arreglador. La innata facultad para la invención musical y el delicado temperamento creador identificaron, desde el momento mismo de su iniciación artística, la fisonomía de su obra. Involucrado, por razones de íntima afinidad esté-tica con la escuela romántica, nacida con los tangos de Cobián y Delfino, compartió con éstos y con Francisco De Caro, Carlos V. G. Flores, y con Julio De Caro, de Copacabana y con el Agustín Bardi, de Nunca tuvo novio, la línea de páginas arromanzadas de primera clase, ofrecida entre 1915y 1935, período de apogeo de esta variedad formal y anímica del tango. Mañanitas de Montmartre, Musete, Capricho de amor, Rio de oro, Dandy, MÍ musa campera, obra suya compuesta entre 1926 y 1932, caracterizaron con su exaltado lirismo y su riqueza melódica, ese momento inicial de su producción. Posteriormente, en ubicación musical de jerarquía paralela a la de Eduardo Pereyra, Joaquín Mora y Aníbal Troilo—entre otros— dio a conocer Yo era un corazón y toda una serie de páginas cantables con versos de Homero Manzi: Telón, Hermana, Mañana zarpa un barco, Malena, Solamente ella, Tal vez será mi alcohol, que inspiraron, promovieron —y defendieron luego— la selecta dimensión de repertorio, que perfiló al tango del cuarenta.