Cuarteto Zuppay y Litto Nebbia De Izq. a Der: Gabriel Bobrow, Litto Nebbia, Pedro Pablo García Caffi, Rubén Verna, & Eduardo Vittar Smith.
Cuarteto Zupay
El Cuarteto Zupay o simplemente los Zupay, es un grupo de música popular argentina creado en Buenos Aires en 1966, que se mantuvo activo hasta 1991. Los miembros fundadores fueron los hermanos Pedro Pablo García Caffi (barítono) y Juan José García Caffi (primer tenor), Eduardo Vittar Smith (bajo) y Aníbal López Monteiro (segundo tenor).Con el paso de los años la composición del grupo fue cambiando, con excepción de Pedro Pablo García Caffi, titular del nombre del grupo, que permaneció hasta su disolución. Otros miembros fueron Eduardo Cogorno (barítono), Rubén Verna (tenor), Horacio Aragona (tenor), Gabriel Bobrow (tenor), Javier Zentner (bajo) y Marcelo Díaz (barítono). Desde 1981 hasta la disolución del cuarteto en 1991, la formación fue Pedro Pablo García Caffi, Eduardo Vittar Smith, Rubén Verna y Gabriel Bobrow.
Con un estilo apoyado en el trabajo vocal, el Cuarteto Zupay buscó desde un principio superar la fractura entre folklore y tango, así como
desarrollar sonoridades y temáticas nuevas capaces de atraer a los jóvenes hacia un estilo que denominaron música popular argentina (MPA). Entre los temas incorporados a su repertorio se destacan la marcha de San Lorenzo, Zamba del nuevo día, Chiquilín de Bachín, Si Buenos Aires no fuera así, Jacinto Chiclana, Canción de cuna para un gobernante, Oración a la Justicia, Como la cigarra, Te quiero, Ojalá, etc. Su autor preferido fue María Elena Walsh, cuyas canciones integraron casi todos los álbumes que editaron y tres de ellos en exclusividad.
En Argentina, la música de raíz folklórica venía creciendo en difusión desde la década de 1930, de la mano de un proceso de industrialización que indujo una migración interna masiva del campo a la ciudad y del interior (provincias) a Buenos Aires. Ese resurgimiento de la música folklórica estalló en la década de 1950 en lo que se llamó el boom del folklore.
En los años sesenta se amplificaría el boom del folklore con el lanzamiento de los grandes festivales de música folklórica como el Festival de Cosquín (1961) y el Festival de Jesús María (1966), pero sobre todo con la aparición y difusión masiva de formas musicales renovadoras, en un proceso de alcance continental que adoptó denominaciones como los de nueva canción latinoamericana, folklore dinámico y música popular argentina (MPA).1
El surgimiento del Cuarteto Zupay es parte de una tendencia a crear grupos vocales que caracterizó a la música folklórica de Argentina en las décadas de 1960 y 1970. Entre los precursores del movimiento se destacan Los Huanca Hua, aparecido en 1960 e inspirado en las ideas renovadoras del Chango Farías Gómez, aunque el folklore coral ya tenía antecedentes como la experiencia precursora del Cuarteto Gómez Carrillo en la década de 1940,2 así como el conjunto Llajta Sumac,3 Los Andariegos, el Cuarteto Contemporáneo,4 el Conjunto Universitario "Achalay" de La Plata, y Los Trovadores del Norte, ya en la década de 1950. Pero sería el éxito alcanzado por Los Huanca Hua lo que impulsaría la formación de grupos vocales en Argentina.
Hasta ese momento la mayoría de los conjuntos trabajaba a dos voces, excepcionalmente a tres voces. Los grupos vocales -íntimamente relacionados con un proceso de desarrollo de los coros menos visible pero de gran alcance-, comenzaron a introducir cuartas, quintas y sextas voces, contrapuntos, contracantos y en general a explorar las herramientas musicales de la polifonía y de antiguas formas musicales diseñadas para el canto, como el madrigal, la cantata, el motete, entre otras.
Siguiendo las posibilidades innovadoras para la música folklórica y popular que abrían los arreglos vocales, se crearon entonces varios grupos vocales -entre ellos el Cuarteto Zupay-, como el Grupo Vocal Argentino, Los Trovadores, Opus Cuatro, Buenos Aires 8, el Quinteto Tiempo, Markama, Contracanto, Cantoral, Anacrusa, Santaires, De los Pueblos, Intimayu, etc. La influencia se extendió a otros países de la región, como fue el destacado caso del grupo chileno Quilapayún.
El Cuarteto Zupay se formó en Buenos Aires en 1966 y debutó en mayo de 1967, a iniciativa de los hermanos Pedro Pablo García Caffi (barítono) y Juan José García Caffi (primer tenor), a quienes se sumaron Eduardo Vittar Smith (bajo) y Aníbal López Monteiro (segundo tenor).
El Zupay, en la diablada puneña.
En los dos primeros álbumes el grupo utilizó la denominación Cuarteto Vocal Zupay, llamándose a partir del tercero simplemente Cuarteto Zupay. La palabra "Zupay" o "Supay" es un término quechua que corresponde a un dios-demonio de origen indígena, protagonista de gran cantidad de leyendas y danzas ancestrales en la región noroeste del país, ligada histórica y culturalmente a la civilización andina. El Zupay es una figura ambivalente, definida por el sincretismo, que ha sido asimilada al Diablo de la cultura cristiana, pero que también es adorado como señor de las profundidades o Salamanca. A diferencia de lo que sucede con el Diablo cristiano, "el indígena no repudiaba al Supay sino que temiéndole, lo invocaba y rendía culto para evitar que le hiciera daño".
Jugando con el nombre, el grupo titularía años después a su décimo álbum como La armonía del Diablo. Por otra parte, el séptimo álbum adoptó para la portada una imagen simbólica, utilizada en adelante como isotipo del grupo, que consiste en un triángulo negro invertido, con un rostro diabólico sonriente en el centro, pintado en rojo, que se corresponde con la descripción folklórica del Zupay. Finalmente, en la portada de la antología 20 grandes éxitos lanzada en 2007, se incluyó una significativa foto del cuarteto rodeando una máscara del Zupay, de las que se utilizan en las diabladas del carnaval en el altiplano andino.
Juan José García Caffi, músico de formación clásica y arreglador en esa primera etapa, le imprimió al grupo el estilo de un conjunto música de cámara, inspirándose en el madrigal renacentista, en tanto que Pedro Pablo García Caffi impuso una estricta disciplina de ensayos, que le ganó el mote de "García Kadaffi", pero que también estableció desde un principio un criterio de excelencia y profesionalismo, inhabitual por entonces
l Cuarteto Zupay debutó en mayo de 1967 presentándose en La Botica del Ángel de Eduardo Bergara Leumann. Situada en Lima 670 era uno de los reductos de Buenos Aires en los que se promovía a los artistas vinculados con lo que entonces se llamaba la nueva canción argentina, que buscaba salir de los esquemas tradicionales de la dualidad tango-folklore, con cantautores inclasificables como Nacha Guevara y María Elena Walsh; ésta última habría de ser la autora de mayor presencia en el repertorio histórico del cuarteto. Ese mismo año, debutó también Les Luthiers, con una propuesta de humor musical sin parangón, y aparecieron Los Gatos con La Balsa, dando origen a un género que adoptó el nombre de "rock nacional".
Argentina estaba en ese momento gobernada por una dictadura militar liderada por Juan Carlos Onganía que poco menos de un año antes había derrocado el presidente radical Arturo Illia. A poco de debutar lanzaron un disco simple con el que llamaron la atención, realizando una audaz versión de la Marcha de San Lorenzo a capella -pocos años después el régimen militar prohibiría un versión rock de la marcha realizada por Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll-.
En diciembre de 1967 el grupo lanzó su primer álbum con el expresivo título de Folklore sin mirar atrás, título que volvió a llevar su segundo álbum lanzado al año siguiente. Ambos álbumes, sus títulos, los textos de contratapa escritos por Miguel Smirnoff y el cancionero que los integra, constituyen un verdadero manifiesto cultural sobre lo que ellos denominaban música popular argentina (MPA), que señalaría desde un inicio una definida línea artística-ideológica que sin abandonar las raíces indígenas, africanas e hispano-coloniales presentes en el folklore, tuviera como prioridad la libertad creativa y el desarrollo de nuevas formas musicales y contenidos poéticos. En la contratapa del segundo álbum Miguel Smirnoff, por entonces productor del ciclo Canciones para argentinos jóvenes en el Teatro Payró, realiza algunas notables precisiones sobre la música de los Zupay:
Evitemos, al hablar de este disco, el término "folklore", aunque figure en el título del disco, convenientemente condimentado. Se trata aquí de música nuestra, argentina y actual; tampoco es "la música actual", ya que los Zupay siguen evolucionando permanentemente y, aún dentro de este álbum, es fácil notar dos o tres etapas distintas del proceso que los está llevando a la creación de "eso" que, tal vez, sea expresión fiel de nuestro país en el mundo: la Música Popular Argentina, así, con mayúsculas, integrando los elementos del tango y el folklore a una base rítmica y melódica de valor universal y fácil comprensión en cualquier parte.
Folklore sin mirar atrás Vol 1 incluye las dos canciones del primer simple, Marcha de San Lorenzo y Añoranzas, y otras entre las que se destacan Antonino, tradicional español, Zamba del nuevo día, de Armando Tejada Gómez y Oscar Cardozo Ocampo, que se convertiría en un clásico del grupo, y Chacarera de la copla perdida de Lupe García Caffi y Juan José García Caffi. El disco también cuenta con una interpretación de Camino del indio de Atahualpa Yupanqui que motivó un comentario agudamente humorístico de su autor: "Los Zupay, los que me asfaltaron el Caminito del Indio".10
En el segundo semestre de 1968, el grupo sacó su segundo álbum, Folklore sin mirar atrás Vol. 2. El disco es similar en su estructura temática al primero, pero es mucho más complejo y audaz, tanto en los arreglos vocales, como en la inclusión de disonancias, la participación en cuatro temas del conjunto instrumental de Oscar López Ruíz, y sobre todo con el uso de batería y guitarra eléctrica, una innovación radical para el folklore.20 Un paso similar había dado tres años antes, el cantante folk estadounidense Bob Dylan, sufriendo un abucheo escandaloso en el Festival Folk de Newport.21
Temáticamente el álbum contiene temas de estilo más variado, entre ellos Los castillos, de María Elena Walsh, que se convertiría en la autora favorita del grupo; Mi pueblo chico de Lupe García Caffi y Juan José García Caffi, también lanzado como simple, otro de sus éxitos; Por un viejo muerto, del trovador Damián Sánchez y Bernardo Palombo, tema de contenido social sobre un anciano sin hogar muerto de frío en la calle; y el conocido tango Milonga triste de Sebastián Piana y Homero Manz
En 1969 abandonó el grupo el primer tenor Juan José García Caffi, quien se encargaba de los arreglos vocales, para dedicarse plenamente a su vocación de compositor y director de orquesta sinfónica, en la que sobresaldría, radicándose desde 1975 en España. Sería reemplazado por el, entonces tenor, Eduardo Cogorno, quien se desempeñaba en el Coro Universitario de Arquitectura, aunque J. J. García Caffi volvería a encargarse de los arreglos vocales e instrumentales en los álbumes de 1972, 1973 y 1977. El grupo quedó entonces integrado con dos tenores (L. Monteiro y Cogorno), un barítono (P. P. García Caffi ) y un bajo (Vittar Smith).
Ese mismo año los Zupay comenzaron a realizar también espectáculos multimedia, combinando la música, con imágenes proyectadas (inicialmente diapositivas y luego también películas), y textos dramáticos o poéticos. El primero fue Juglares, con arreglos vocales de Mónica Cosachov -pianista y fundadora de la Camerata Bariloche- y fotografías de Juan Carlos Castagnola, acompañado por el tercer álbum del grupo, lanzado en 1970 con el mismo título.24 Juglares muestra una evolución notable y marcó la consolidación del estilo propio del cuarteto en el que las fronteras entre el folklore y tango aparecen desdibujadas dentro de un marco más amplio en el que predominan la libertad de formas y un sonido nuevo. Juglares se integró con temas que se volverían fundamentales en el repertorio de los Zupay, como Si Buenos Aires no fuera así de Eladia Blázquez, Chiquilín de Bachín de Horacio Ferrer y Astor Piazzolla, Jacinto Chiclana -un poema de Jorge Luis Borges musicalizado por Astor Piazzolla, El violín de Becho del uruguayo Alfredo Zitarrosa, Romance del enamorado y la muerte, un anónimo español del siglo XV, y dos canciones de protesta -género que adoptaría un gran desarrollo en toda América Latina en esa época-, Margarita and the tigres, una "chacarera's" humorística de Mónica Cosachov contra la junta militar gobernante, y Canción de cuna para gobernante, de María Elena Walsh, contra las dictaduras militares latinoamericanas, que se volvió un clásico. En el disco participan músicos de gran prestigio, como Mónica Cosachov, interpretando piano y clave, Cacho Tirao en guitarra, Pedro Pablo Cocchiararo en fagot y Antonio Yepes en la percusión.
La prensa de la época destacó la convocatoria juvenil y estudiantil que tuvo el álbum, como sucedió con un recital multitudinario en el Club Atenas de Córdoba, transmitido por la radio de la universidad:
Más de 6.000 jóvenes escucharon en completo silencio el recital ofrecido por el Cuarteto Zupay… Las ovaciones que premiaron la finalización de los temas, emocionaron a estos estudiosos de la música y poesía argentina quienes debieron repetir su actuación.
n 1971 se presentaron en el Teatro Diagonal de Mar del Plata presentando el espectáculo multimedia ¿Queréis saber... (si un país está bien gobernado y reinan en él buenas costumbres?), sobre un libro escrito por Pedro Pablo García Caffi, que incluía textos de Confucio y autores argentinos. El Cuarteto Zupay acentuaba para entonces la crítica política y social que el grupo ya había insinuado en Juglares, que se convertiría en una característica central de su repertorio y que los llevó naturalmente a adherir al Movimiento del Nuevo Cancionero que Armando Tejada Gómez, Mercedes Sosa y Manuel Matus habían lanzado en Mendoza en 1963.
Entre 1971 y 1972 el grupo sufre tres cambios, al retirarse Cogorno -fue a estudiar canto en la Escuela Superior de Canto de Madrid-, López Monteiro y Vittar Smith. Los tres fueron reemplazados, respectivamente, por los tenores Gabriel Bobrow y Rubén Verna -proveniente de Les Luthiers-, y el bajo Javier Zentner; este último, además de desempeñarse como bajo asumiría funciones de arreglador instrumental y vocal. Como barítono permaneció Pedro Pablo García Caffi, ya convertido en líder del grupo y que sería el único cantante que integraría todas las formaciones del cuarteto hasta su disolución.
En 1972, un año de gran agitación política debido a la decisión de la dictadura militar de convocar a elecciones libres, la popularidad que el Cuarteto Zupay estaba ganando entre los estudiantes y los jóvenes con ideales transformadores, se puso de manifiesto en un recordado recital que realizaron el 3 de mayo junto a Piero en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Del espectáculo nunca se publicó la grabación completa, pero Piero incluyó temas del mismo en su álbum Coplas de mi país donde se destaca una pieza única del repertorio registrado del grupo, La del televisor, en la que Zupay muestra su capacidad para generar espectáculos complejos, en los que combinaba música, humor, teatralidad e imágenes. El álbum también rescató la interpretación en vivo de Coplas de mi país de Piero, y Los americanos de Alberto Cortez.
Ese mismo año lanzan su cuarto álbum, Si todos los hombres..., con arreglos de Juan José García Caffi y Javier Zentner. El título fue tomado de la canción de Piero y José Tcherkaski, con la que se cierra el disco y que tiene como estribillo un llamado a la acción.
El álbum incluye entre otros, El viejo Matías de Víctor Heredia, un tema de contenido social que se volverá un clásico de su repertorio, dos canciones de María Elena Walsh, Vals municipal dedicado a Buenos Aires, Aria del salón blanco parodiando a la dictadura, Milonga de andar lejos del uruguayo Daniel Viglietti, por entonces uno de los cantantes de protesta latinoamericanos más populares, y dos canciones de Atahualpa Yupanqui (Viene clareando e Indiecito dormido).
En marzo de 1973 se realizaron las elecciones en las que triunfó el peronismo -luego de 18 años de proscripciones-, ideología a la que adherían algunos de los integrantes del cuarteto. En ese momento editan su cuarto álbum, Cuarteto Zupay,10 con temas como Hoy comamos y bebamos, un tradicional medieval español, Mama Angustia, poema de José Pedroni musicalizado por Damián Sánchez, Fuego de Animaná de César Isella y Armando Tejada Gómez y Venceremos (We shall overcome), el famoso himno del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos, en versión española de María Elena Walsh. También en 1973 realizan su primera gira nacional bajo el lema Zupay canta MPA (Música Popular Argentina), que debido a la amplia convocatoria que generó, los llevó a realizar una segunda gira nacional al año siguiente.24 Este último año se retiró el bajo y arreglador Javier Zentner, volviendo al conjunto Eduardo Vittar Smith, para permanecer hasta su disolución.
En 1974 el Cuarteto Zupay, el dramaturgo Juan Carlos Gené y el actor Pepe Soriano se asociaron para poner en escena El inglés, una obra dramática-musical escrita y dirigida por Juan Carlos Gené y musicalizada por Rubén Verna y Oscar Cardozo Ocampo, recreando los episodios de la Primera Invasión Inglesa de 1806, cuando se impuso sobre Buenos Aires un gobierno militar británico y la reconquista posterior por un ejército popular rioplatense.
Durante 1989 y 1990, los Zupay presentaron el espectáculo Con los pies en la tierra, junto al Coro Banco Provincia, en los teatros General San Martín y Alvear de Buenos Aires, y en el resto del país. En 1991 lanzaron un nuevo espectáculo, Y ahora...¿qué hacemos?, sobre un libro y con la participación del periodista y humorista Carlos Abrevaya, en el Teatro General San Martín de Buenos Aires. Abrevaya se había destacado por su trabajo conjunto con Jorge Guinzburg en la tira cómica Diógenes y el linyera y la revista Humor, y luego en el programa de televisión La noticia rebelde, que revolucionó la crítica y el lenguaje televisivo desde el primer año de la era democrática.
En octubre de 1991 el Cuarteto Zupay se disolvió. La razón principal fue que, con la asunción del peronismo en 1989, Pedro Pablo García Caffi comenzó a dar prioridad a su deseo de dedicarse a la dirección musical clásica. En 1990 realizó la producción artística de un álbum de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires en el Teatro Colón y, a principios de 1991, le presentó al por entonces intendente de la Municipalidad de Buenos Aires, Carlos Grosso, un proyecto de reestructuración de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, que finalmente se concretaría con su designación como Director General en 1992.
La formación final fue Pedro Pablo García Caffi, Eduardo Vittar Smith, Rubén Verna y Gabriel Bobrow. Fuente Wikipedia