domingo, 20 de septiembre de 2015

Fernando Romano Semblanza


Fernando Romano y su octeto en el Salon Dorado del Teatro Colon en 2002

Fernando Romano: El contrabajo tiene una voz densa y gruesa y las formas generosas de las mujeres de Rubens. Constituye, desde ya, el "piso" de la orquesta y su incorporación al tango le brindó la posibilidad de asentamiento rítmico que solo ese instrumento puede brindar. También generoso ha sido el aporte de sus instrumentistas al tango, con calidades musicales indiscutidas. Nombres como Kicho Díaz, los Cabarcos, los Rossi, Ridolfi o Aulicino, para mencionar solo a algunos, han puesto sello indeleble a cada conjunto. Pero no es frecuente que un contrabajista formalice su propia orquesta y trabaje en composición, dirección y arreglos.


Es Fernando Romano quien tomó el riesgo y presentará próximamente un trabajo grabado de gran calidad que cuenta con el aporte de formidables músicos. El resultado es óptimo, tanto sea por la originalidad de los arreglos como por las particularidades de los solos.

Romano tiene su debut profesional en 1958, con Alfredo Gobbi y la Orquesta Símbolo Osmar Maderna, con la dirección de Aquiles Roggero. A lo largo de una carrera sin baches, revista en las formaciones de Eduardo Rovira, Héctor María Artolas, José Basso, Miguel Caló, Osvaldo Pugliese y viaja a Japón con la Orquesta Sinfónica del Tango de Enrique Mario Francini, probablemenmte el conjunto que mayor impacto causó en tierras niponas.

El año 1986 marca un jalón en su vida musical: es nombrado profesor titular de la cátedra de contrabajo en el Conservatorio Manuel de Falla. Con posterioridad trabajaría con Mariano Mores y crea su propio septimino.

De manera tal que este CD no es una aventura y constituye el resultado de toda una larga experiencia de Romano. Lo acompañan las voces de Simonette y Abel Córdoba e incluye tangos de repertorio seleccionados y representativos de distintas épocas estilísticas. Romano homenajea a dos de sus maestros, Francini y Rovira, con la inclusión de Tema otoñal (Francini) y una suite de Rovira, que cuenta con la originalidad de la orquestación sin malversar el espíritu de aquellas bellísimas creaciones.

Como invitados especiales colaboraron en este trabajo los bandoneonistas Rodolfo Mederos y Osvaldo Marinero Montes, poniendo su propio énfasis en una orquesta que logra acreditar su propio y singular sonido.
Fuente Jorge Göttlin en Clarin en el 2001
Editado y compaginado por el tango y sus invitados