lunes, 8 de febrero de 2010

Enrique Delfino

Enrique Delfino en 1938Enrique Delfino en 1938
Enrique Delfino con Hector Quintanilla filmando Ronda de Estrellas en 1938Enrique Delfino con Hector Quintanilla filmando Ronda de Estrellas en 1938

Enrique Delfino con el director Jack Davison durante la filmación de Ronda de Estrellas, agosto 1938Enrique Delfino con el director Jack Davison durante la filmación de Ronda de Estrellas, agosto 1938
Enrique Deflino toca en Sadaic, junto a el Osvaldo Fresedo en 1966Enrique Deflino toca en Sadaic, junto a el Osvaldo Fresedo en 1966

Enrique Deflino en la tapa de la revista Sintonia en 1936Enrique Deflino en la tapa de la revista Sintonia en 1936


DELFINO, Enrique Pedro. ("Delfy"). Músico. Pianista. Director. Compositor. Humorista. Inconfundible personalidad, exquisita sensibilidad creadora y rara fecundidad, fueron desde su aparición, las tres dimensiones capitales de su figura de artista.
Contemporáneo de Juan Carlos Cobián—con quien guardó, además, manifiestas afinidades de temperamento musical—compartió con éste y en segunda instancia con Fresedo y con Carlos V. G. Flores, la gestación de las corrientes melódicas del tango. A diferencia de otros compositores (el Bardi de El taura; el Arolas, de Maipo; el Canaro, de La Tablada; el Martínez, de Pablo, quienes, participando de la misma vocación renovadora, recogieron en sus páginas un influjo de aliento campesino con sabor arrabalero) él y Cobián incorporaron a sus temas el también refinado concepto de ciertas expresiones líricas de cuño francés e italiano: en particular, de las romanzas. En tal línea se perfilaron los "tangos romanza" Mujer y Mi refugio, de Cobián, y Bélgica y Sans Soucí, suyos. De este último, dijo su compositor: "Sans SOUCÍ anticipaba al tango moderno. Se estrenó en 1917, entre fragmentos de Parsifal, marchas y valses vieneses que la Orquesta Alemana de Montevideo incluía en sus conciertos callejeros." De aquel nuevo encuentro entre lo rioplatense y lo europeo surgió el tango de melodía cantable. Se le ha llamado, con entera propiedad, El Padre del Tango Canción; lo fue, porque de un modo más directo aún que las de Cobián, sus composiciones instituyeron el tango para cantar, le establecieron cánones de inalterable vigencia a través de cincuenta años y, en torno de 1920, contribuyeron, en primera fila, a su divulgación en un plano de invariable calidad.
Características de su obra fueron, en todo caso, la frescura de idea y de desarrollo de los dibujos melódicos; la pureza —no simplista— y la asombrosa variedad de temas esencialmen-te hermanados, siempre, por su estilo. Vibró en éste una cálida melancolía, hija de la ternura que le fue propia, en esa latitud temperamental que él mismo definió con infalible graficismo, afirmando que era "un compositor de ventana abierta"; esto es, un músico indisolublemente unido al sentir callejero. Fue el primero, además, que cultivó de manera permanente el tango de dos partes, instaurado, desde entonces, como norma estructural de carácter permanente para la especie.
Indesglosable en su espíritu, su obra admite, sin embargo, la articulación cronológica en cuatro secuencias sucesivas:
1) El período montevideano(1912-1919). Pertenecen a ésta sus tangos, Bonilla (1913), Pajonal (1913), Belgique, (1914), Fantástico (1916), Sans Soucí (1917), El gigoló (1918), Agua bendita (1919).
2) El periodo de su vinculación al teatro porteño (1920-1930): Corresponden al mismo, Milonguita (1920), La copa del olvido (1921), Porotita (1922), Rayito de sol (1923), Francesita (1923), Talán talán (1924), No le digas que la quiero (1924), Griseta (1924), Araca corazón (1927), No saigas cíe tu barrio (1927), Qué lindo es estar metido (1927), Aquel tapado de ar-miño (1928), Haragán (1928), Palermo(1928), Qué querés con ese loro (1929), A Montmartre (1929), Padrino pelao (1930), Dicen que dicen (1930).
3) El período de su actuación en el cine popular argentino (1930-1945): A éste pertenecen Araca la cana (1930), Canto por no llorar (1931), Otario que andás penando (1931), Ventanita florida (1932), Lucecitas de mi pueblo (1933), Santa milonguita (1933), Recuerdos de bohemia (1934), Guapo y varón(1936), Claudinette (1937), Ronda de estrellas (1938) Bandita de mi pueblo (1945).
4) Su obra posterior (1946 en adelante): Dinero dinero, Agua en las manos, Calor de
ausencia, Hermano grillo, Paisaje.
Como ejecutante, participó de las profundas tanto en el plano interpretativo como en el armónico y en el de la realización técnica, promovieron los hombres de su generación, porque, ya en la novedosa concepción de las obras, estaba implícita una también nueva manera mu-sical y anímica de ejecutarlas. Sus versiones de solista en los propios tangos Raulito y Amores viejos (discos Victor, 1919), insinuaban los criterios musicales que Cobián y Fresedo llevaron a la orquesta y Julio De Caro proyectó desde el 24, con vigor de escuela.
Nació en Buenos Aires en la calle Paraná, el 15 de noviembre de 1895. Hijo de los consignatarios de la confitería del Teatro Politeama (Corrientes entre Paraná y Uruguay), hizo en el piano del teatro sus tecleos de niño. Luego de realizados los estudios escolares y de recibidas sus primeras nociones de música, fue enviado a Europa, a fin de que culminara su bachillerato en Turín. Comenzó, ya de regreso, su actuación en público, como pianista del Cine Familiar Nº 3, de la calle Tucumán entre Esmeralda y Suipacha, en tanto debió compartir su vocación artística con varios empleos que su padre le obtuvo, en el deseo de encaminarlo en la carrera del comercio. Fiel a lo que entendió su destino, abandonó, por ello, la casa paterna radicándose en Montevideo; debutó el 3 de junio de 1911, en el cine Defensa, de la calle homónima (hoy, Pablo de María), entre Lavalleja y Chaná, con un seudónimo: "Roch".
En 1912, compuso su primer tango, El apache oriental, al que siguieron otros muchos, entre ellos Re Fa Sí (uno de los más populares y, a la vez, menos representativos de su estilo). Buena parte de su producción juvenil la estrenó él mismo durante su labor en la casa de música de Carlos U. Trápani o en sus actuaciones de la confitería Sport y del Teatro Royal. Tocó también en las "pensiones" o dirigiendo su orquesta, que integraron Genaro Nerón Domínguez y José Quevedo (bandoneones) y Edgardo Donato y Luis Alberto Castellanos (violines). Colaboró, luego, con elencos teatrales que se presentaron a la sazón en Montevideo; actuó con Alberto Ballerini, con Blanca Podestá y con Orfilia Rico. Regresó en 1919 a Buenos Aires, dirigiendo su conjunto en el Teatro Parisina, de 25 de Mayo al 400, Partió, a poco, en compañía de Osvaldo Fresedo y de Tito Roccatagliata, con rumbo a Nueva York, donde, enviados y contratados por la Victor, registraron dos series de discos fonográficos para ser luego difundidos en el Río de la Plata: una, tocando como Típica Select; otra, con solos de bandoneón por Fresedo y con solos de piano a su cargo. Al regreso, a la par de consagrarse fecundamente a la música esescénica —colaborando con Vaccarezza, con Romero, con Contursi y tantos otros—ofreció recitales de piano y violín con Agesilao Ferrazano en el foyer del Teatro de la Ópera; y, con Cayetano Puglisi, dentro de la misma modalidad, registró algunas interpretaciones para los discos Nacional, Odeón —su tango Porotita, entre ellas—. Para el mismo sello grabó luego algunossolos de excelente factura pianística, como el logrado de su tango Frivolité. A su regre-so de Norteamérica, también, y simultáneamente con su obra de compositor y de ejecutante, comenzó su trayectoria de artista del varieté en el Teatro Esmeralda, escudado tras el seudónimo que su gracia y su inventiva infinita enarbolarían famosamente: "Delfy". "Misterio el de sus manos recorriendo el teclado en estruendosas fórmulas irónicas —escribió de él Cátulo Castillo— y misterio su ingenio que emularía a Grock y que sería capaz de atravesar los mares para enseñarle a Europa y al mundo, la potencia expresiva de los artistas criollos". En efecto, debutó en el Teatro Maravillas, de Madrid en 1924, para actuar luego, fugazmente, en Bilbao, Santander y San Sebastián y aparecer con sonrisas en París, Londres, Berlín y ciudades de Italia, a las que volvió, de modo transitorio, en1925. De aquélla época data, asimismo, su vinculación con la radiotelefonía, en la que secundó por igual que en el disco, y juntamente con la guitarra de Manuel Parada, a las cancionistas Azucena Maizani y Sofía Bozán.
En 1935 dirigió la Orquesta Polifónica Odeón, y en 1938, la propia por LR3.
Desde 1933, contribuyó con música para catorce películas, a !a superación del cine nacional: Los Tres Berretines (1933), La Vuelta de Rocha (1937), Tres Andados en París (1938), Ronda de Estrellas (1938), Margarita, Armando y su Padre (1939), Asi es la Vida (1939) Persona Honrada se Necesita (1941), Los Martes Orquídeas (1941), Rigoberto (1945), El Mejor Papá del Mundo(1945), entre ellas. Actuó como solista en LR1, acompañado por la orquesta de Francisco Lomuto. Aunque no dejó de componer, se alejó paulatinamente —a medida que fue perdiendo su vista—, de los escenarios, consagrándose a sus inquietudes de radioaficionado desde la estación instalada en su casa de la calle Miró en el barrio Caballito, con la característica LU 4BZ. Las invisibles vibraciones de la radio, siguieron esparciendo así a cordiales rondas fraternales de más allá de todos los horizontes, la voz y la "boutade" del más gracioso de los humoristas y las notas del compositor inagotable de los tangos más tristes. Falleció en Buenos Aires, el 10 de enero de 1967. 

Horacio Ferrer