Roberto Goyeneche, Elva Beron y Anibal Troilo
Anibal Troilo a los 50 años
Anibal Troilo y Astor Piazzolla en 1951
Anibal Troilo en el balcon de su casa Soler 1942 Capital
Anibal Troilo, Zita y Carlos Di Sarli, en el Marabú
Anibal Troilo y su orquesta en 1941
Anibal Troilo, Alberto Marino y Zita en 1949
Anibal Troilo con sexteto Anibal Vardaro en 1933
Anibal Troilo a los 50 años
Anibal Troilo y Astor Piazzolla en 1951
Anibal Troilo en el balcon de su casa Soler 1942 Capital
Anibal Troilo, Zita y Carlos Di Sarli, en el Marabú
Anibal Troilo y su orquesta en 1941
Anibal Troilo, Alberto Marino y Zita en 1949
Anibal Troilo con sexteto Anibal Vardaro en 1933
TROILO, Aníbal. ("Pichuco"). Músico. Bandoneonista. Director. Compositor.
Ubicación. En estilo diferente pero en proyección semejante a la de Carlos Gardel, ha sido la figura más representativa del tango en la integral estimación de sus valores artísticos y humanos. Hermana del aguafuerte de Arlt, de la "cámara canyengue" de Romero, de los versos de "El Malevo" Muñoz, de Julián Centeya, de las prosas porteñas de Olivari y de Mondiola, su obra involucró a la vez una latitud enteramente original de arte cuyas distintas dimensiones le han distinguido en conjunto, entre los mayores talentos musicales surgidos en el Río de la Plata.
El ejecutante. Fue el creador delestilo bandoneonístico más completo, más perfecto, más puro y con más "duende sin distinción de sensibilidades o de épocas. La asimilación transfigurados de ciertos elementos de tres bandoneones precursores, las calidades de sonido de Pedro Maffia, la fuerza conductora de Pedro Laurenz, el fraseo de Ciríaco Ortiz— contribuyó en prímera instancia a la génesis y al afianzamiento de su modalidad, realizada ésta luego con entera independencia de temperamento y de forma. Su tarea de conducción, sus solos fraseados de La maleva, Tabernero, Malena, inspiración, El Mame, La cumparsita, Responso y sus variaciones corridas o fraseadas en La revancha, Romance debarrio, Selección de tangos de Julio De Caro (todas con su orquesta) o la integral exposición de estilo que suponen Ivette, El abrojito, Pa'que bailen /os muchachos, Maipo, A Pedro Maffia, La cachua, Del barrio de las latas (con su cuarteto), son en alto grado representativas de su personalidad, cuyo influjo alcanzó con fuerza de maestría a la formación en principio, de ejecutantes tan destacados como Astor Piazzolla y Leopoldo Federico y a otros muchos que heredaron hasta su actitud física con el instrumento. El señorío espiritual, la riqueza de una gama emocional que vibra con idéntica intensidad en lo romántico y en lo compadre, el instinto del ritmo, el buen gusto de las ideas, la sencillez de la armonización en tercias o en quintas, con reminiscen-cias de tango de la antigua frontera urbana—, la brillantez de un sonido inconfundible, parejo y total en cada nota —pianísima o fortísima— y la siempre inesperada manera de sentir y de tratar la fraseen la división rítmica —encantadora mezcla de lógica y de capricho— son algunas de las facetas que han concurrido a su bandoneón, para definirlo en lo artístico y en lo temperamental. Tanto como la inexplica-ble y subterránea fascinación de su presencia prendido a las botonaduras, ha recortado la imagen dulce y misteriosa de su magnetismo popular.
El director, Estilísticamente surgido de la sensibilidad renovadora, impuesta por la escuela de Julio DeCaro, fueron sus maestros dos avanzados cultores de esa tesitura: Osvaldo Pugliese y Elvino Vardaro, y desde 1930 encabezó junto a éstos y junto a Alfredo Gobbi la génesis de una nueva instancia orquestal que culminó con el advenimiento de la Generación del Cuarenta. Líder e ídolo indiscutido de los jóvenes que nutrieron a ésta, respaldó, auspició y contribuyó a enriquecer —y a divulgar luego el repertorio de los mismos, orientando y promoviendo a la par, toda una
hornada de instrumentadores que sucesivao alternadamente escribieron para su agrupación: Argentino Galván, Emilio Balcarce, Ismael Spitalnik. Posteriormente su participación resultó decisiva para la proyección de las revolucionarias concepciones de Astor Piazzolla, apoyando por último, el talento o la inquietud de los músicos que animaron lageneración de 1955. Se combinaron en su personalidad de director, acaso de la más armoniosa manera que conoce el tango, las dotes del caudillo, las aptitudes del concertador y la naturaleza del estilista genuino. Porque todo cuanto hubo en él como ejecutante logró imprimirlo a su orquesta.Por la gravitación emocional y eminentemente conductora de su bandoneón y por la condición difícil de saber "pedir" a sus músicos. Dentro de una evolución personal que fue concediendo creciente importancia a la riqueza del arreglo y evidenciando una progresiva preferencia por los tiempos de ejecución más lerdos, la elección de repertorio, la imaginación para el enfoque siempre diverso de cada obra, la madurez y la ductilidad de la realización interpretativa y la calidad y la presencia sonora de la orquesta, fueron siempre pilares de su obra. Prevalentemente volcado por sensibilidad a una línea de interpretación melódica y romántica, su conjunto abordó no obstante, con igual jerarquía las composiciones para cantar y las páginas para solo instrumental. Reflejan exactamente sus ideas y su estilo entre las primeras, las versiones de Suerte loca, Tabaco, Farol, Tinta roja (con Francisco Fiorentino); Cuando tallan los recuerdos, Maria, Tal vez será su voz, Copas, amigos y besos (con Alberto Marino); Tarde gris, Bandita de mi pueblo, Desvelos (conFloreal Ruiz); Sur, Tu pálido final, El último organito, La última curda (con Edmundo Rivero); Cuándo volverás (con Aldo Calderón); De vuelta al bulín, Malena, Un tangopara Estercita, Ivette (con Raúl Berón); Flor campera, Del suburbio (con Jorge Casal); Bandoneón arrabalero, El motivo, Pa'lo que te va a durar, A Hornero (con Roberto Goyeneche); Te llaman malevo (con Ángel Cár-denas); Desencuentro, Y a mí qué (con Elba Berón); Yo soy del 30 (con Tito Reyes); Milonguita (con Nelly Vázquez); Amores de estudiante (con Roberto Rufino), y entre las instrumentales C.T.V., El tamango, Pablo, Color de rosa, Tres y dos, Patético, Ojos negros, Selección de tangos de Julio De Caro,Triunfal, A fuego lento, El monito, El Marne, La bordona, Contrabajeando, Retirao, Orlando Goñi, Inspiración, Pico blanco, Adiós Nonino.
El compositor. Su modo de componer cantando, evidenció desde las primeras obras una marcada preferencia por ciertas formas de tango de contenido melódico. Enraizado al temperamento mu-sical que Enrique Delfino y Juan Carlos Cobián crearon en el tango canción, compartió esa sensibilidad con Joaquín Mora, Lucio Demare, Sebastián Piaña, Antonio Rodio, Charlo, el mismo Gardel, el Osvaldo Pugliese de El encopao y de Igual que una sombra; con toda una nutrida pléyade de hombres de la promoción de 1940 —Pontier, Mores, Suárez Villanueva, Dames, Stamponi— y con letristas como Enrique Cadícamo, José María Contursi y Hornero Expósito que la interpretaron con perfecta identificación literaria. Y no puede ser, Toda mi vida, Garúa, Pa'que bailen ¡os muchachos, Naipe, María, Total pa'que sirvo, Patio mío, Te ¡laman malevo, son tangos todos que reflejan su inventiva, la calidad y la definida particularidad de sus frases en las cuales a la originalidad de los motivosse añade la frescura del desarrollo y la sólida armonía interior propias, únicamente del compositor innato. Dentro de su repertorio para cantar —lo más nutrido de su obra cobró trascendente importancia el conjunto de tangos realizado en ideal amalgama de propósitos y de supuestos estéticos, con Hornero Manzi: Barrio de tango, Sur, Discepolín y Che, Bandoneón; alianza renovada luego de la desaparición del poetazo santiagueño, con Cátulo Castillo especialmente en La última curda, A Hornero y El último farol, composiciones, —aquéllas y éstas —que lo ubicaron también en primerísima línea de compositores. Más reducida pero no menos calificada es su producción de obras orquestales: Onda brava, Tres y dos, A Pedro Maffia, A la Guardia Nueva, Milonguero triste —los cinco en tesitura de refinado clasicismo— y Contrabajeando (éste en colaboración con Astor Piazzolla) y Responso, conforme a desarrollos de con-tenido renovador. Además de los ya mencionados, dio a conocer también, entre 1933 y 1975, los tangos Medianoche, Me extraña, Servando, Claro de luna, Yo soy del 30, Una canción, Dale tango, Y a mí qué, Alejandra, Desencuentro, Fujiyama, La Patraña y Tu último tango; las milongas Como Perro en Cancha'e Bochas, La Trampera, Con mi Perro, Milonga del Mayoral, Compadre, qué le va a Hacer, Milonga de la Parda, Milonga que Manda Truco y los valses Valsecito Amigo, Acordándome de Vos, Vals del Carnaval, Vuelve la Serenata, Romance de Barrio. Fue delicado poeta con Nocturno a mi Barrio y Caliente.
Biografía. Nació en Buenos Aires, en Cabrera 2937 entre Anchorena y Laprida —'pleno barrio del Abasto— el 11 de julio de 1914. Fue el menor de los hijos de Aníbal Carmelo Troilo y Felisa Bagnolo. Vivió su infancia y su adolescencia en Palermo — Soler casi Gallo donde compartió su pasión por el fútbol consus estudios escolares y perdió a su padre cuando no tenía sino ocho años de edad.Despertó su vocación poco antes de concluir la primaria; con anuencia de su madre y por intercesión de un tío, fue llevado a Juan Amendolaro quien le impartió algunas elementales nociones en e! bandoneón, suficientes para que su instinto encontrara la definitiva ubicación del tango en el encantado laberinto de ese par de teclados. Cierto festival benéfico realizado en el Petit Colón, cine de su barrio, propició —en 1926 —su debut en público; y sobre tablas, su primera temporada profesional contratado por el propietario de dicha sala para hacer fondos musicales a las películas mudas. Pasó de allí al café Ferraro enla esquina de Pueyrredón y Córdoba, para integrar un cuarteto de señoritas; y en 1927 a la orquesta de Eduardo Ferro, consagrada ésta entonces, a un "menú" internacional de páginas populares. Había abandonado ya sus estudios en el tercer año del comercial Carlos Pellegrini cuando Héctor Lagna Fietta como pianista formó su primer conjunto propio —un quinteto—- para actuar en el cine Palace Medrano, en plena asimilación entonces de las novedosas creaciones de Julio De Caro. Al siguiente año ganó la calle Corrientes: Juan Maglio lo requirió para formar el sexteto del café Germinal puente el mismo para su incorporación al que Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese integraron para presentarlo desde el 1 de diciembre de 1930 en el cine Metropol. Disuelto dicho sexteto colaboró en 1931 con Ciríaco Ortiz y en 1932 con Julio De Caro, cuando éste amplió su formación para tocar en la escena del cine Astor. Con otras dos figuras de esa orquesta—José María Rizzutti y Vicente Tagliacozzo— más el cantor Luis Díaz, tomó parte en algunas escenas de la película Los Tres Berretines. Compuso entonces sus primeros tangos: Medianoche y Claro de luna, con Gagliardi, y Onda brava, instrumental. En mayo de 1933 desvinculado de De Caro, fue llamado por Alfredo Gobbi—con quien había compartido su labor en el sexteto de Vardaro-Puglíese— para ac-tuar en el cine Garay, en un conjunto a cuyo piano se sentó Orlando Goñi; y a mediados de año, en Tabarís primero y luego para una célebre temporada en el café Germinal alcanzó su definitivo espaldarazo como primer bandoneón del sexteto de Elvino Vardaro. Integró el conjunto en las presentaciones por Radio Fénix y en Radio América, estadio Centenario y café Tupí Nambá de Montevideo, así como en la película Muchachos de la Ciudad, que dirigió José A. Ferreyra. Simultáneamente a su tarea con Vardaro, tocó fugazmente con Ángel D'Agostino y con el cuarteto evocativo de Feliciano Brunelli para grabar en Victor, en 1936. Posteriormente junto con Alfredo Gobbi acompañó al trío Irusta-Fugazot-Demare; y ya en su última etapa de músico de orquesta, formó en la de Discepolín para Radio Municipal; en la típica Víctor, dirigida a la sazón por Federico Scorticatti; en el conjunto de Juan D'Arienzo para grabación de discos y por segunda vez en las agrupaciones de Ciríaco Ortiz y de Eduardo Ferri. Al llegar los carnavales de 1937 lo llamó, para la nutrida agrupación que dirigió en el Teatro Politeama Juan Carlos Cobián, sumándose alcabo de ese compromiso al núcleo de ejecutantes que Ciríaco Ortiz encabezó para los programas de Radio El Mundo y entre los cuales varios le acompañaron en la patriada de su primera orquesta. Debutó al frente de ella el 1 de julio de 1937. Tenía por entonces veintitrés años y sus músicos fueron: Juan Miguel Rodríguez y Roberto Yanitelli (bandoneones); Orlando Goñi (piano); Reynaldo Fidel Nichele (primer violín); José Stilman y Pedro Sapochnik (violines); Juan Fassio (bajo) y Francisco Fiorentino(vocalista). Luego del debut en la boite Marabú —donde en los vocales alternó fu-gazmente con Fiorentino, Alfredo Palacios— pasó al palco del Germinal y a los micrófonos de Radio Splendid en 1938, año en el que grabó sus dos primeras fases de discos para Odeón: Comme il faut y Tinta verde. Su trayectoria en la fonografía continuó al año siguiente con una tanda de registros para la casa Columbia y cuya aparición quedó definitivamente postergada por dificultades surgidas del estallido de la Segunda Guerra Mundial. El 1 de enero de 1940 comenzó su contrato inicial con Radio El Mundo. En ésta, así como en el cabaret Tibidabo y en los discos Víctor, desde las dos primeras placas grabadas el 4 de marzo de 1941 (Yo soy el tango, Mano brava, Toda mi vida yCachirulo) cumplió lo capital de su carrera hasta 1950. Participó durante esa actuación además en el programa Ronda de Ases y en la película El Tango Vuelve a París (1948). En 1951 se vinculó a la empresa fonográfica TK (primeros discos: Ansinaes la madre mía, De punta a punta, Para lucirse, y Mi vieja viola). En 1951 pasó a Radio Belgrano y cumplió una serie de actuaciones en la boite Night and Day, de Río de Janeiro, y en el teatro Braz Politeama, de San Pablo; en 1953 compuso sobre la base del libro escénico de Cátulo Castillo, el saínete lírico El Patio de la Morocha. Fue estrenado éste — representado durante dos temporadas consecutivasen el Teatro Enrique Santos Discépolo (Alvea r), dando lugar a la formación de su cuarteto con Roberto Grela (guitarra), Ed-mundo Zaldívar (h) (guitarrón) y "Kicho" Díaz (bajo), cuyos dos registros iniciales, para TK fueron La cachila y Palomita Blanca. Retornó en 1956 a El Mundo, simultáneamente con su ingreso —desde Te lla-man malevo y La flor de /a canela— al elenco de Odeón y el 11 de agosto de 1960 reapareció en los escenarios para exhumar, en el Alvear, el "tango en dos cuadros" de Discepolín, Caramelos Surtidos, que adaptó Eduardo Pappo y llevó, además de las canciones originales, otras que él compuso con letra de Cátulo Castillo. Ese mismo año ofreció, en la sala del Gran Teatro Ópera, de la calle Corrientes una serie de recitales reincorporándose poco después a los discos Víctor en placas de larga duración: la primera con su orquesta incluyó, entre otros, los tangos Y a mí qué, Tienda, A Hornero, Melancólico, El moti-vo; la primera de su cuarteto —para el mismo sello—, Ivette, La maleva, Mi noche triste, Maipo, Pa' que bailen los muchachos, etc. Al cumplir veinticinco años a la cabeza de su orquesta, recibió en julio de 1962 un gigante homenaje popular en el Palacio Peñarol de Montevideo, ciudad donde a fines del siguiente año ofreció —con su conjunto reducido— conciertos de tango en la sala del SODRE. También en 1963 realizó su tercera temporada teatral de trascendencia al frente de una copiosa cartelera de primeras figuras —Edmundo Rivera, Roberto Grela, Ciríaco Ortiz, Horacio Salgan—con el espectáculo Tango, que se representó en el Odeón, de Esmeralda 367, con libro escénico de Cátulo Castillo y Jorge Montes.
En 1965 y 1966 respectivamente, le correspondió prestigiar y respaldar la inauguración y el mantenimiento de dos importantes locales nocturnos de Buenos Aires: Caño 14 -con su cuarteto- y Relieve, con su orquesta. En octubre de 1968 viajó con su orquesta completa a Colombia para participar, especialmente invitado, en el ler. Festival de Tangos de Medellín. Al siguiente año fue la gran figura del espectáculo Troifo 69, ofrecido en el Teatro Dante del barrio de La Boca, con Juan Carlos Copes, Juan Carlos Dual, Enrique Dumas, Alberto Marino, Julia Sandoval y Tito Lusiardo, entre otros. Durante el verano de 1970 actuó en el Re Fa Si, de la avenida Luro, en Mar del Plata compartiendo el suceso del local con el quinteto de Astor Piazzolla, y animando —a la vez, y con su orquesta los bailes de carnaval del Club Comunicaciones. En la temporada porteña de dicho año, lo mismo que en el verano siguientefue la atracción de Caño 14, viajando en 1971 a Nueva York con motivo de la celebración del 25 de Mayo organizada por la Embajada de Argentina; en una delegación que compartió con Hernán Figueroa Reyes, Néstor Fabián y Armando Pontier, actuó también en Washington. En 1972 como invitado de honor, integró la delegación popular argentina que actuó en Madrid, tocando —-como los dos años anteriores— en el escenario de Caño 14. En 1974 actuó, durante el verano en La Campana, de Mar del Plata y en la temporada de Buenos Aires en El Viejo Almacén de San Telmo. Fue operado en 1974 a fin de corregir un doloroso problema óseo, en el Hospital Italiano; ese año sin embargo,también se presentó con su cuarteto y Tito Reyes en Caño 14. Y en 1975 con su orquesta y con su cuarteto, Edmundo Rivero, Roberto Achával, Juan Carlos Copes y María Nieves, Alba Solís. Coco Martínez, y Juan Carlos Palma, protagonizó en el Teatro Odeón, Simplemente Pichuco.
Desde 1960 hasta 1966, por siete veces, recibió el Martín Fierro —distinción a las mejores figuras y a los programas más calificados del video argentino— por su actuación para la televisión. Además, en di-ferentes instancias de su trayectoria tomó parte en el rodaje de las películas Mi Noche Triste (1952, dir.: Lucas Demare), Vida Nocturna (1954, dir.: Leo Fleíder) y Buenas Noches, Buenos Aires (1964, dir.: Hugo del Carril). Falleció el 19 de mayo de 1975.
Por Horacio Ferrer
Editado y compaginado por El tango y sus invitados