domingo, 4 de diciembre de 2011

Dante Amicarelli

Horacio Salgan y Dante Amicarelli


Dante Amicarelli representa toda una jerarquía en la música argentina. Fue arreglador y director de la orquesta estable de Radio Belgrano. Pianista de formación clásica se integró rápidamente en el jazz y formó en la orquesta de Eduardo Armani. Luego, independizado con el cantor de dicha orquesta formaron en 1946 el dúo Amicarelli-Farrel. Posteriormente se quedaría solo con el conjunto. Casado con la prestigiosa concertista de piano Carmen Scalcione, su casa respiraba música a todas horas.
Con Horacio Salgán crearon un Instituto de estudios Musicales y grabaron en dúo de pianos dos discos para Philips: Dos virtuosos del piano y El Bosque mágico, con el acompañamiento de contrabajo y batería. Ahí registraron temas tan diversos como Las Hojas muertas, la Zamba de vargas, Garota de Ipanema o Fuegos Artificiales. También dejó en la placa folklore con Domingo Cura, Oscar Cardozo Ocampo, Jorge López Ruiz, Mariano Tito y Jorge Padín. En 1969 Astor Piazzolla lo llamó para grabar con un quinteto en el que estaban Antonio Agri en violín, Astor en fueye, Oscar López Ruiz en guitarra y Kicho Díaz al bajo. Astor había escrito un solo de piano complicado al principio de Adiós Nonino y en el primer ensayo Amicarelli lo interpretó con facilidad, lo que motivó la bronca orgullosa del director, porque había previsto dificultades para el pianista. Entonces los citó para el día siguiente y trabajó durante la noche en armarle un bosque de problemas y trampas de todo tipo de difícil sustanciación sin un estudio previo, a Dante. A la hora del ensayo, Piazzolla distribuyó las partituras y le endosó a Dante la suya con esa entrada y el solo de minuto y medio de duración, que luego sería el deseo de todo pianista que se precie, por ejecutarlo. Ante la mirada expectante de los cuatro, Amicarelli, que no conocía la partitura, se lo despachó de un saque, sin un solo error y con una vibrante digitación que produjo un clima especialísimo. Al terminarlo, hizo un gesto de aprobación moviendo la cabeza, como no dándole mayor importancia y dijo: “Está lindo el arreglito…”. Astor se quería comer el bandoneón de la bronca.
José María Otero en buenos Aires Antiguo com. ar. Editado por El tango y sus invitados