sábado, 28 de junio de 2008

Carlos Di Sarli

Carlos Di Sarli en 1957Carlos Di Sarli en 1957

Carlos Di Sarli, Tania, Discépolo en 1942Carlos Di Sarli, Tania, Discépolo en 1942

De izquierda a derecha: Tania, Discépolo, Juan Carlos Casas —director de RCA— y
Carlos Di Sarli (1942).

Carlos Di Sarli y su Orquesta en 1952Carlos Di Sarli y su Orquesta en 1952

Carlos Di Sarli al pianoCarlos Di Sarli al piano

Carlos Di Sarli con Héctor Gagliardi, Fernando OchoaCarlos Di Sarli con Héctor Gagliardi, Fernando Ochoa

Carlos Di Sarli y su orquesta en 1942Carlos Di Sarli y su orquesta en 1942

 Carlos Di Sarli grabando en 1958Carlos Di Sarli grabando en 1958


DI SARLI, Carlos. (Nombre de familia: Cayetano Di Sarli). Músico. Pianista. Director. Compositor. Personalidad. Su gran personalidad romántica quedó definitivamente espejada en la música y en el modo temperamental de Milonguero viejo, tango que dedicó a Osvaldo Fresedo, de quien fue admirador fervoroso y —artísticamente hablando— discípulo. Heredó, en particular del Fresedo de 1926 a 1930, la manera de sentir la orquesta y la modalidad cuerdista con exclusión virtualmente absoluta, de variaciones y solos fraseados de bandoneón y con gran preocupación por el tratamiento interpretativo, por el matizado de la frase y por la calidad sonora del todo instrumental. Su orquesta fue, sin embargo, profundamente original y claramente distinta por su contenido espiritual. Y la clave diferencial —el cimiento de su estilo— resultó de su concepción dominantemente pianística de la música. Hubo en su naturaleza de ejecutante genuinamente creador, el "milonguero" por excelencia, en todo cuanto de señorío criollo y de sobreentendidos valores de tango ese concepto encierra. Fue un artista de poderoso aliento interpretativo. Se hacía al piano bajo el influjo de cierta íntima soledad que puso, a veces, un halo
de aparente hurañez o de distancia sobre las fronteras de su presencia. Su fecunda inventiva estuvo prevalentemente consagrada a la mano izquierda en la cual, con excelente y purísimo sonido, creó una manera de decir, de acentuar, de modular, de "rellenar" y de "bordonear". Esa mano le bastó para tocar el atildado melodismo de Fresedo con profundidades milongueras "con olor a kerosén" —para decirlo con el exacto graficismo de "Pichuco"—; y, sobre esa mano, fue capaz de llevar a su orquesta "en el aire", tal como lo ilustra su labor en Shusheta, Tinta verde, A mí me llaman Juan Tango o Don Juan, para apelar a cuatro entre cien ejemplos. Desde su piano, eje y pilar—alma—de su conjunto, sintió y expresó con ascética emoción los
restantes planos instrumentales, finamente matizados siempre sobre la base de un fraseo inconfundible y particularmente dócil a las transi -ciones de ligado y stacato. En el arreglo—que durante años anotó Emilio Brameri—, dentro de la extremada simplicidad armónica y del esquematismo estructural propuesto, fueron características de su modalidad la alternancia de los tuttis con los temas contrapunteados en la cuerda. Compleja tarea correspondió a los bandoneones cuyos ejecutantes debieron recurrir a ciertos artificiosde realización para dar, en toda su intensidad, ese peculiar "arrastre" en tempo rubato, propio del estilo, generalmente reforzado con la inversión de los acordes en el bajo. En sus versiones fue poco frecuente la labor solista, excepción hecha de sus propias intervenciones —cada vez más espaciadas— en Mi refugio y La cachila; de algunos solos de violín —en Tinta verde— y de al-gunos de bandoneón (en El choclo admitió la única variación de toda su carrera de director). Dos primeros atriles de gran significación —Roberto Guisado (violín) y Félix Verdi (bandoneón)— fueron durante treinta años intérpretes calificados y cabales de sus ideas musicales. Su repertorio instrumental se nutrió —invariablemente— de obras de antiguo estilo; por el contrario, su repertorio cantable fue más bien sensible a las páginas nuevas. Milonguero viejo, El estagiario, Mi refugio, El jaguar, Ensueño, El ingeniero, Ojos negros, Un lamento,
La racha (todos en Victor); La cachila, Tinta verde El recodo, El pollo Ricardo (en Music-Hall); Indio manso, Una fija, Bahía Blanca, El abrojo (en Philips), se contaron entre sus mayores realizaciones orquestales, marcando la paulatina superación sonora de su orquesta y su creciente preferencia por los tiempos hasta muy lentos de ejecución, con el paso de los años. Y entre los cantables, Griseta, Cornetín, A
mí me llaman Juan Tango, Cosas olvidadas, Decime qué pasó, Mañana zarpa un barco (con Roberto Rufino); Cuando el amor muere(con Carlos Acuña); Sombras del puerto, Junto a tu corazón, Vamos, Volver a vernos (con Alberto Podestá); Vieja Luna, Porteño y bailarín, Cosas de tango, Whisky, Nubes de humo (con Jorge Durán); Tormenta, Se muere de amor, No me pregunten por qué (con Mario Pomar); Fulgor, Siempre más (con Oscar Serpa); De qué podemos hablar (con Argentino Ledesma). También cantaron en su con junto los vocalistas Santiago Devin, Ernesto Famá, Fernando Díaz, Roberto Arrieta, Antonio Rodríguez Lesende, Agustín Volpe, Ro-dolfo Galé, Roberto Florio, Carlos Posadas, Horacio Casares. Su estilo ejerció una moderada influencia. En unos casos —el de las orquestas de Dante Puricelli, Ricardo Pedevilla, orquesta típica Novel y Los Señores del Tango, éstas dos formadas de la desvinculacíón masiva de sus propios músicos—por la exacta reproducción del mismo. En otros —el de Alfredo Gobbi—, por una asi-milación temperamental y formal de sentido recreador
Biografía. Nació en Bahía Blanca —en la calle Buenos Aires— el 7 de enero de 1900. Hijo de Miguel Di Sarli y de Josefina Russomano, inmigrantes italianos que habían residido previamente en el Uru-guay. Comenzó sus estudios musicales al cuidado de Domingo Di Sarli, su hermano mayor y profesor a la sazón del Conservatorio Williams, de Bahía Blanca, donde conoció al también entonces niño Juan Carlos Cobián. Hacia 1920 se radicó en Buenos Aires, en la cual ganó para su vida como pianista de los cafetines de Paseo Colón y como musico acompañante de algunas figuras, Tania, entre ellas. En 1925 formó su primer sexteto con Krauss y Pécora (violines), Landó yGinzo (bandoneones) y Capurro (bajo), alcanzando el primer aplauso durante sus actuaciones en el café Guarany. Se presentó luego en el cine Renacimiento y ante los micrófonos
de Radio Cultura. El 26 de noviembre de 1929 grabó con los tangos La guitarrita y T.B.C. su primer disco para la casa Victor. En 1934, en el primer apogeo de su carrera, sus músicos —Verdi, Guisado, Le-falle, Otero, Capurro y Rodríguez Lesende("chansonnier")— se desvincularon de él fundando la orquesta típica Novel con Ricardo Canataro al piano. Integró entonces, transitoriamente, la orquesta de Roberto Dimas Lourbes, trasladándose luego a Rosario. Poco después volvió con sus viejos compañeros. Y en 1939 reingresó a Victor, donde desde Retirado y Corazón, hasta 1949, grabó ciento cincuenta y seis versiones. En 1950 fue contratado por la empresa Music-Hall, a la cual perteneció hasta 1956, año en el que sus músicos volvieron a abandonarlo masivamente para formar, esta vez, la orquesta Los Señores del Tango. En 1959 retornó en tercera instancia a la Victor, registrando luego su último lote de realizaciones para la casa Philips. A lo largo de su intensa trayectoria actuó en Casino Pigall, Follies Bergére, Marabú —que fue su clásico reducto porteño— y radios El Mundo y Belgrano, de Buenos Aires, y en el hotel Carrasco y Radio Carve, de Montevideo. Compositor espiritualmente identificado con las corrientes melódicas del género, ofreció dos tangos para orquesta que ya han sido consagrados en la más selecta antología popu-lar: Milonguero viejo (1926) y Bahía Blanca (1958). Su primer tango lo compuso en 1919: Meditación. A partir de Corazón produjo numerosos temas cantables con el letrista Héctor Marcó, entre ellos: Bien frapé, En un beso la vida, Nido gaucho, La capilla blanca, Tangueando te quiero, Cuatro vidas, Porteño y bailarín, Así era mi novia. Con otros autores dio a conocer Chiquetera, Otravez carnaval, Verdemar, Callorda, Che, francés, vení, Juan Porteño, Pobre buzón, Porqué le llaman amor, De qué podemos hablar, Rinconcito de alegría, Negando el perdón, Llanto en el corazón. En 1936 colaboró en la musicalización de la película Loco Lindo, que dirigió Arturo Mom. Falleció en
Olivos, provincia de Buenos Aires, el 12 de enero de 1960.Fuente Horacio Ferrer