viernes, 20 de julio de 2012

Ismael Spitalnik

Ismael Spitalnik cuando integraba la orquesta de Pugliese. De derecha a izquierda: Spitalnik, Ruggero, Pugliese, Demarco y Lavallén (1959) en ensayos previos a la gira por la Unión Soviética y China. Detrás aparecen Fanelli, Balcarce, Cacho Herrero y don Aniceto Rossi

SPITALNIK, Ismael. Músico. Bandoneonista. Director. Compositor. Arreglador.
Figura de singular gravitación en la superación técnica de las orquestas de tango operada luego de 1940.
Sus trabajos de arreglo para las orquestas de: Aníbal Troilo —como Ojos negros, Orlando Goñi, La viajera perdida, Mi noche triste, Cafetín de Buenos Aires—; para Osvaldo Pugliese, Basso y Francini-Pontier, además, de sus orquestaciones standard para editorial Korn, contribuyeron a difundir y a imponer los nuevos conceptos armónicos y contrapuntísticos.

Director de orquestas de interesante línea musical e interpretativa, dio a conocer también una serie de tangos milonga de corte moderno, entre los que figuraron Bien milonga, Anónimo, Fraternal y Gente amiga.
Nació el 27 de agostó de 1919 en el barrio de La Paternal, en Buenos Aires. Se inició en 1931 integrando un conjunto infantil graduándose luego como químico industrial. En 1939 formó parte de la orquesta típica Novel, estudiando simultáneamente armonía con el maestro Jacobo Fischer.
Continuó su actuación de músico profesional en la orquesta de Ángel D'Agostino en la cual permaneció cuatro años hasta 1943,estrenando durante esa labor su primera composición: el tango Todo terminó, grabado por aquel conjunto en discos Víctor.
Luego de un breve pasaje por la orquesta que Juan Carlos Cobián formó en 1943 al regreso de Estados Unidos, integró como primer bandoneón la flamante agrupación de Horacio Salgan hasta 1945. Pasó entonces a tocar con Miguel Caló y a dirigir el acompañamiento de Francisco Fiorentino al desvincularse de éste Astor Piazzolla.
En 1947 cumplió iguales funciones —dirección y arreglos orquestales— con el cantor Raúl Iriarte. Volvió en 1948 a trabajar con Fiorentino, consagrándose luego por algunos años en exclusividad, a su tarea de escritura orquestal.
En 1951 retornó a dirigir su propia orquesta, grabando para el sello Victor con el cantor Aldo Calderón y en 1955 con Hugo del Carril hasta su ingreso en 1956 a la orquesta de Osvaldo Pugliese, junto a quien cumplió la última etapa de su trayectoria profesional contribuyendo a un brillante momento de dicho conjunto. Posteriormente se alejó de la vida musical. Además de los tangos citados, compuso estos otros: Vacío, y San Pedro y San Pablo, ambos cantables.
Por Horacio Ferrer