martes, 13 de julio de 2010

Eduardo Bonessi

Francisco Canaro y Eduardo BonessiFrancisco Canaro y Eduardo Bonessi

Carlos Gardel con Eduardo Bonessi, Guillermo Barbieri y El Negro Ricardo en la provincia de San LuisCarlos Gardel con Eduardo Bonessi, Guillermo Barbieri y El Negro Ricardo


Se menciona con frecuencia que el Maestro Bonessi fue el primer profesor de canto que tuvo Carlos Gardel y que su intervención se limitó a proporcionarle los rudimentos del manejo de la voz a ese muchachito que lo fue a ver en 1916.

La verdad es que Bonessi fue un muy acreditado maestro y que la relación con Gardel se alargó en el tiempo hasta la muerte del cantor.

Eduardo Bonessi era porteño, nació en Bs. As. el 1° de diciembre de 1897 en una familia con cierta inclinación por la música.

A los 7 años tocaba el mandolín, instrumento bastante popular en razón de los inmigrantes europeos que lo tañían y que fue empleado asimismo en los primeros conjuntos de tango.

Sus padres lo envían a estudiar piano y a los 17 años el joven Eduardo ya componía algunas canciones con ritmo de tango.

Tenía también condiciones para el canto y admiraba a las grandes figuras de la lírica que escuchaba en el teatro Colón, del que era asiduo concurrente.

Con su amigo violinista Juan D’Arienzo y un bandoneonista conforman un trío que amenizaba reuniones en pueblos de la provincia de Buenos Aires, aunque su ambición era pertenecer como pianista a alguna de las orquestas porteñas.


Nunca recibió lecciones de canto pero su natural talento le permitió aprender los secretos de la técnica y se decide a enseñarlos a los jóvenes cantantes nacionales.

Pascual Mazzeo, un integrante de la barra de Gardel en el Abasto, poseía una buena voz de tenor y fue el primer alumno del joven maestro Bonessi.

Mazzeo instaba a sus amigos a que concurran a lo de Bonessi a tomar clases de canto y un poco en broma y un poco en serio lo acompañaron a una de sus clases. Gardel quedó impresionado con el Maestro y decidió tomar lecciones de canto con él en el año 1916, antes de su incursión en el tango canción.


Se refiere que Gardel opinó ante sus amigos: “…vieron para poder cantar hay que aprender”.

El Maestro Bonessi también quedó sorprendido por la voz del Morocho y su opinión fue que “era de una calidad extraordinaria y de un timbre maravilloso. Jamás desafinaba.”
En cuanto a su tesitura, alcanzaba dos octavas que manejaba a plena satisfacción.
Poseía un temperamento expresivo al máximo estaba dotado naturalmente de un instrumento en su garganta. Un instrumento que luego perfeccionó y supo conservar. No derrochaba su voz, como muchos suponen. Tenía una laringe completamente sana y esa fue una de las razones por las cuales le resultaba fácil pasar de los graves a los agudos.
Era estudioso y responsable. Sabíase único en su género y su voz. Conciente de que la voz también se conserva cuidando el físico, hacía gimnasia diariamente durante una hora o más. De acuerdo a la voz que tenía y al modo de emplearla, si Gardel hubiese llegado a vivir cien años, hubiera seguido cantando igual.”

Bonessi comienza a dar lecciones también a José Razzano y acompaña al dúo a Tres Arroyos y a Bahía Blanca, provisto de un armonio portátil con el que los acompañó en sus presentaciones.

La compañía se repitió en otras ocasiones por el interior de la provincia.

Gardel nunca abandonó las clases de Bonessi y concurría al estudio cuando regresaba de sus giras.

Mientras tanto, el Maestro se había hecho conocido e inauguró un Conservatorio en la calle Corrientes transformándose en el primer profesor de canto para cantores populares.
En 1923 Bonessi acompañó a Gardel y a Razzano a una gira por España.

Sus dotes de compositor comienzan a aflorar nuevamente y la primera grabación eléctrica que efectúa Gardel en Barcelona el 26 de diciembre de 1925, es con el tango “Echaste buena” de Bonessi y Enrique Dizeo.

Durante la gira de 1923 Gardel había estrenado el primer tango de Bonessi y Enrique Dizeo.

Durante la gira de 1923 Gardel había estrenado el primer tango de Bonessi: “De flor en flor” compuesto con letra de Domingo Gallicchio.

Con este mismo letrista y la colaboración de Enrique Cadícamo escribió, “Desvelo” un tango de gran éxito cantado por Alberto Morán con la orquesta de Osvaldo Pugliese.

“El rosal de los cerros”, otra de sus producciones con José De Cicco, se encuentra muy bien interpretada por Julio Sosa con la orquesta de Leopoldo Federico.

Gardel también le grabó los tangos “Amor Perdido” y “Matala”, este último con la coautoría del cantor.

Bonessi produjo asimismo otros títulos de tangos como “En mis noches”, “La Boca está de fiesta” y “Viejo Cochero”, con letra de Horacio Sanguinetti.

Su inspiración se repartió también en canciones criollas, como “La Rodada” y en algunos valses y shimmies.

Muchos grandes cantantes de tango tomaron clases con el Maestro Bonessi en su conservatorio, entre ellos: Nelly Vázquez, Francisco Fiorentino, Oscar Larroca, Ignacio Corsini (de quien admiraba su tesón y su seriedad) Alberto Marino (en 1938) Carlos Almada, Roberto Mancini, Carlos Gari, Héctor Maure (hacia 1936), y otros menos conocidos como Hugo Duval y Elsa Cristian. La cantante uruguaya Ana Vidal, combinaba el repertorio popular con la lírica clásica.

Después de la muerte de Fiorentino se grabó un disco en homenaje al cantor, “Homenaje a Fiorentino”, de RCA, en donde se puede escuchar al inicio de la grabación la voz de Eduardo Bonessi, junto a los testimonios de Aníbal Troilo, José María Contursi y Alberto Marino.

Su relación con Gardel se mantuvo hasta la muerte del cantor; algún tiempo después de la misma Bonessi declaró que Gardel “estuvo conmigo antes de salir para su última gira en 1935 y me dijo que no quería cantar más. Estaba harto, el público lo ponía nervioso y se ahogaba en sudor cada vez que actuaba. Era una voz para durar cien años, pero su espíritu se había agotado”.

La declaración es sorprendente y da la impresión de que Gardel se refería a sus presentaciones en público, ya que tenía planes para continuar con la filmación de películas, como es bien sabido.

El Maestro Eduardo Bonessi, luego de una fructífera vida, falleció en Buenos Aires el 2 de octubre de 1981 poco antes de cumplir 84 años. Fuente Luis Martí del Centro de Estudios Gardelianos en www.quienesgardel.com.ar